OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

jueves, 25 de agosto de 2011

LA TRADICIÓN CATÓLICA EN LA JMJ

Les ofrecemos las imágenes de las Solemnes Vísperas Tradicionales organizadas por Juventutem, presididas por Mons. Mario Iceta, Obispo de Bilbao, con ocasión de los días en las Diócesis de la JMJ





Santa Misa Prelaticia, oficiada por Monseñor don José María Yanguas Sanz Obispo de Cuenca


Nos alegramos y damos gracias a Dios Nuestro Señor, por la celebración por parte de Prelados Españoles de la Santa Misa Tridentina. Ya es hora de que se vayan despertando. Aunque el camino es todavía largo y difícil.


Para ver más instantáneas, pinchar en las imágenes de arriba.


martes, 23 de agosto de 2011

SACERDOS

“Vos autem genus electum, regale sacerdotium, gens sancta, populus acquisitionis: ut virtudes annuntietis eius, qui de tenebris vos vocavit in admirabile lumen suum” (I Pet., II, 9)

“Vosotros sois el linaje escogido, una clase de sacerdotes reyes, gente santa, pueblo de conquista, para publicar las grandezas de Aquel que os sacó de las tinieblas a su luz admirable”


No hay en el mundo potestad que pueda compararse a la que se confiere al sacerdote con el Sacramento del Orden. Le da unos poderes maravillosos, incomprensibles, inefables, divinos, cuales son los de consagrar el Cuerpo y la Sangre preciosísimos de Jesucristo y de perdonar los pecados de los hombres. El sacerdote es una imagen viva de Jesucristo, otro Cristo, unido y configurado de tal manera con Él, que forma un solo y único Sacerdote, que ofrece un solo y mismo Sacrificio de Redención, y obra en virtud de unos mismos poderes que Jesucristo mismo le ha conferido.
Y así como no hay en el mundo dignidad mayor que la del sacerdote, tampoco hay otra alguna que reclame mayor santidad. La Iglesia la exige en sus leyes y los Papas la inculcan con repetida insistencia a cuanto atañe a la formación de sus sacerdotes, usando en sus disposiciones de un rigor que no aplica a ningún otro estado de fieles.
Que el estado sacerdotal es el más excelente y superior en dignidad, por razón de ser el sacerdote ministro de Cristo y administrador de los misterios de Dios (I Cor., IV, 1).
Que este estado obliga al sacerdote a la mayor santidad de que sea capaz una criatura humana, pues el mismo Jesucristo se sirve de él para renovar su Sacrificio Redentor, para perdonar los pecados, para repartir el fruto de su Sangre preciosísima pro medio de los Sacramentos, para predicar la Palabra Divina y convertir los hijos de los hombres en hijos de Dios.


Que en el Sacramento de Orden, que le consagra, y en la práctica de su altísimo ministerio, recibe (además del carácter sacerdotal y de los poderes anejos) una gracia y una ayuda especial; y si, con sus obras, corresponde a esta gracia y auxilio, podrá cumplir dignamente y sin temor los deberes de su difícil ministerio, que tanto espantaban a los mismos atletas del sacerdocio cristiano: a un Crisóstomo, un Ambrosio, un Gregorio Magno, un Carlos Borromeo y tantos otros (Papa Pío XI, Encíclica sobre el Sacerdocio Católico, 20 de diciembre de 1935)
Que, por lo tanto, no le es necesario buscar su perfección espiritual no la mayor gloria de Dios, fuera de su propio estado y ministerio

Del libro "La Santidad Sacerdotal"

lunes, 22 de agosto de 2011

DIE 22 AUGUSTI, IMMACULATI CORDIS B. MARIAE VIRG.

Exsultávit cor meum in Dómino, et exaltátum est cornu meum in Deo meo, quia laetáta sum in salutári tuo (1Rey. 2. 1)

Salta de gozo mi corazón en el Señor, y mi fuerza ha sido glorificada por Dios, porque me he alegrado de tu salvación


Después de consagrar, en plena guerra mundial, todo el género humano al Inmaculado Corazón de María, para ponerlo bajo la protección de la Madre del Salvador, decretó el Papa Pío XII, en 1944, que toda la Iglesia celebrase anualmente una fiesta en honor del Inmaculado Corazón de María, el 22 de agosto, día de la octava, hasta hace poco, de la fiesta de la Asunción.

La devoción al Corazón de María es ya antigua. San Juan Eudes la propagó en el siglo XVII, uniéndola a la del Sagrado Corazón de Jesús. En el siglo XIX, Pío VII, primero, y después Pío IX, concedieron a muchas iglesias particulares una fiesta del Purísimo Corazón de María, señalada primeramente para el domingo después de la Asunción, y luego para el sábado que sigue a la fiesta de Sagrado Corazón. Al fijar el 22 de agosto la fiesta de Inmaculado Corazón de María y extenderla a toda la Iglesia, la asignó Pío XII como fin al obtener, por intercesión de la Santísima Virgen María, “la paz entre las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y la práctica de las virtudes”.

lunes, 15 de agosto de 2011

DIE 15 AUGUSTI, IN ASSUMPTIONE BEATAE MARIAE VIRG.

Audi, fília, et vide, et inclína aurem tuam, et concupíscet Rex pulchritúdinem tuam. Tota decóra ingréditur fília Regis, textúrae áureae sunt amíctus ejus. (Salm. 44, 11-14)

Escucha, hija; mira, presta oídos: porque el Rey se ha prendado de tu hermosura. Revestida toda ella de gloria, penetra la hija del Rey con su manto tejido en oro.

EL ESCAPULARIO VERDE

Poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe
“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”

El Escapulario Verde fue dado a la Hermana Faustina Bisqueyburu, religiosa de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

El día 8 de septiembre de 1840, la Madre de Dios se le apareció durante la oración: tenía en la mano derecha un corazón en llamas y en la izquierda un pequeño escapulario de paño verde. En uno de los lados estaba la imagen de la Santísima Virgen; en el otro, un corazón inflamado de rayos más brillantes que el sol y transparentes como el cristal, según las propias descripciones de la vidente, el cual estaba traspasado por una espada. Alrededor, había una inscripción de forma ovalada, coronada por una cruz dorada y que decía lo siguiente: "CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, ROGAD POR NOSOTROS, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE". Al mismo tiempo una voz interior le explicaba el sentido: comprendió que esta imagen debía contribuir a la conversión de muchas almas, particularmente en el momento en que todo parecía perdido, para asegurar así una buena muerte.

La propia Madre de Dios dijo a Sor Faustina que podía ser bendecido, con una señal de la Cruz, por cualquier sacerdote y después cualquier persona lo podía distribuir. Se puede llevar colgado del cuello, en la cartera o en el bolso. En el caso de pecadores o enfermos que no lo acepten se lo puede dejar, aun sin saberlo ellos, en su ropa, en su cama o en su habitación.

La única obligación es decir una vez por día: "CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, ROGAD POR NOSOTROS, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE". Si esta jaculatoria no fuese dicha por la persona que lo trae, es necesario que alguien la diga por ella.

Muchas y extraordinarias conversiones, aun en casos desesperados, están unidas a esta devoción, pero estas gracias son mayores o menores conforme al grado de confianza que la acompañan, simbolizadas por los rayos desiguales que rodean el Corazón.

Para saber más, pinchar en la imagen.

JURAMENTO ANTI-MODERNISTA

Motu Proprio: “SACRORUM ANTISTITUM” Impuesto al clero el 1 de septiembre de 1910 por S.S. Pío X, con objeto de neutralizar la herejía modernista


“ Yo...abrazo y recibo firmemente todas y cada una de las verdades que la Iglesia por su magisterio, que no puede errar, ha definido, afirmado y declarado, principalmente los textos de doctrina que van directamente dirigidos contra los errores de estos tiempos.”

“En primer lugar, profeso que Dios, principio y fin de todas las cosas puede ser conocido y por tanto también demostrado de una manera cierta por la luz de la razón, por medio de las cosas que han sido hechas, es decir por las obras visibles de la creación, como la causa por su efecto.”

“En segundo lugar, admito y reconozco los argumentos externos de la revelación, es decir los hechos divinos, entre los cuales en primer lugar, los milagros y las profecías, como signos muy ciertos del origen divino de la religión cristiana. Y estos mismos argumentos, los tengo por perfectamente proporcionados a la inteligencia de todos los tiempos y de todos los hombres, incluso en el tiempo presente.”

“En tercer lugar, creo también con fe firme que la Iglesia, guardiana y maestra de la palabra revelada, ha sido instituida de una manera próxima y directa por Cristo en persona, verdadero e histórico, durante su vida entre nosotros, y creo que esta Iglesia esta edificada sobre Pedro, jefe de la jerarquía y sobre sus sucesores hasta el fin de los tiempos.”

“En cuarto lugar, recibo sinceramente la doctrina de la fe que los Padres ortodoxos nos han transmitido de los Apóstoles, SIEMPRE CON EL MISMO SENTIDO Y LA MISMA INTERPRETACIÓN. POR ESTO RECHAZO ABSOLUTAMENTE LA SUPOSICION HERETICA DE LA EVOLUCION DE LOS DOGMAS, según la cual estos dogmas cambiarían de sentido para recibir uno diferente del que les ha dado la Iglesia en un principio. Igualmente, repruebo todo error que consista en sustituir el deposito divino confiado a la esposa de Cristo y a su vigilante custodia, por una ficción filosófica o una creación de la conciencia humana, la cual, formada poco a poco por el esfuerzo de los hombres, sería susceptible en el futuro de un progreso indefinido.”

“Consecuentemente: mantengo con toda certeza y profeso sinceramente que la fe no es un sentido religioso ciego que surge de las profundidades tenebrosas del "subconsciente", moralmente informado bajo la presión del corazón y el impulso de la voluntad, sino que un verdadero asentamiento de la inteligencia a la verdad adquirida extrínsecamente por la enseñanza recibida EX CATEDRA, asentamiento por el cual creemos verdadero, a causa de la autoridad de Dios cuya veracidad es absoluta, todo lo que ha sido dicho, atestiguado y revelado por el Dios personal, nuestro creador y nuestro Maestro".

“En fin, de manera general, profeso estar completamente indemne de este error de los modernistas, que pretenden no hay nada divino en la tradición sagrada, o lo que es mucho peor, que admiten lo que hay de divino en el sentido panteísta, de tal manera que no queda nada más que el hecho puro y simple de la historia, a saber: El hecho de que los hombres, por su trabajo, su habilidad, su talento continúa a través de las edades posteriores, la escuela inaugurada por Cristo y sus Apóstoles. Para concluir, sostengo con la mayor firmeza y sostendré hasta mi ultimo suspiro, la fe de los Padres sobre el criterio cierto de la verdad que está, ha estado y estará siempre en el episcopado transmitido por la sucesión de los Apóstoles; no de tal manera que esto sea sostenido para que pueda parecer mejor adaptado al grado de cultura que conlleva la edad de cada uno, sino de tal manera que LA VERDAD ABSOLUTA E INMUTABLE, predicada desde los orígenes por los Apóstoles, NO SEA JAMAS NI CREIDA NI ENTENDIDA EN OTRO SENTIDO".

“Todas estas cosas me comprometo a observarlas fiel, sincera e INTEGRAMENTE, a guardarlas inviolablemente y a no apartarme jamás de ellas sea enseñando, sea de cualquier manera, por mis palabras y mis escritos...".

sábado, 13 de agosto de 2011

EL ESPÍRITU DE CRUZADA DE LOS PAPAS BORGIA

Calixto III, 1455 - 1458


“España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectones o de los reyes de Taifas”.

Con estas palabras concluía D. Marcelino Menéndez Pelayo su famosa “Historia de los Heterodoxos Españoles”, sintetizando y significando el ser de nuestra nacionalidad y su proyección histórica. España constituye una unidad de fe militante, en cruzada permanente. Y de ese árbol frondoso de nuestra militancia en la fe, brotan en el siglo XV dos frutos maduros, dos españoles insignes que ocupan el pontificado; ambos pertenecen a una misma familia, la familia Borja (o Borgia) y van a proyectar nuestro espíritu de cruzada permanente desde la misma Cátedra de San Pedro. Nos estamos refiriendo a los Papas Calixto III Y Alejandro VI.

LA SITUACIÓN EN EL PONTIFICADO EN EL SIGLO XV

En el siglo XV el Pontificado recibe la triste herencia Del Cisma de Occidente (1378 – 1418), donde papas y antipapas habían luchado entre sí por ceñirse la tiara. Todos eran conscientes de la necesidad de restablecer la disciplina eclesiástica, superando así las crisis de la etapa anterior, pero muy poco fue lo que se avanzó en este sentido, ya que se temían las desviaciones conciliaristas (como el conciliábulo de Basilea) y existía la amenaza de un asalto turco a la Cristiandad, sobre todo a partir de la toma de Constantinopla (1453) y su expansión por los Balcanes. En estas difíciles circunstancias, accede en 1455 al solio pontificio el cardenal Alfonso de Borja, con el nombre de Calixto III. Es el segundo español que accede a tal dignidad (el primero fue San Dámaso en el siglo IV) y con ello se cumple la profecía que San Vicente de Ferrer le había hecho en su ya lejana infancia: “Te felicito, hijo mío, ten presente que estas llamado a ser un día la gloria de tu patria y de tu familia, pues serás revestido de la más alta dignidad a que puede llegar un hombre. Yo mismo seré, después de mi muerte, objeto de tu particular veneración. Esfuérzate, pues, por perseverar en tu virtuosa manera de vida”.

San Dámaso I, 366 - 384

En Aragón, próxima a Castilla y Navarra, se levanta una villa muy antigua que Plinio y Tito Livio llamaron Bursas y los moros, Borja, al ocuparla. Alfonso I el Batallador entregó la mencionada villa a Pedro de Atarés (1121), cabeza de la estirpe Borja. Los Borja colaboraron en la Reconquista y una rama se estableció en Játiva; a esta rama pertenecía D. Domingo de Borja, señor de Canals y padre de Alfonso de Borja que vino al mundo el último día del año 1378. Alfonso estudió leyes en la Universidad de Lérida; allí mismo enseñó Derecho y fue canónigo de aquella catedral antes de pasar al servicio de Alfonso V de Aragón como jurista. Después se obtener la renuncia del antipapa Clemente VIII (Gil Sánchez Muñoz, sucesor del famoso Papa Luna), Martín V le nombró obispo de Valencia (1429). El Papa Eugenio IV le nombró cardenal en mayo de 1444 como premio a su intervención para separar al rey de Aragón y Navarra, Alfonso V, del conciliábulo de Basilea. En el sacro colegio se distinguió por su cultura jurídica y su austeridad de vida; la suposición de que tuviera un hijo sacrílego (Francisco de Borja, cardenal y tesorero de Alejandro VI) resulta ser pura fábula. Contra todo pronóstico, Alfonso de Borja es elegido Papa el 18 de abril de 1455, a los 76 años de edad, tras haberse mantenido en el cónclave al margen de las banderías romanas de los Colonna y los Orsini, y adoptar el nombre de Calixto III. (Continuará...)

Julio Melones Espolio

Fuente “Tradición Católica”, nº 209, enero-febrero 2007

lunes, 8 de agosto de 2011

UN MILAGRO DUDOSO

Hermana Marie Simon-Pierre

Por último no podemos dejar de señalar el único y discutible milagro en el que se basa la beatificación, (de Juan Pablo II), la anunciada curación de una religiosa francesa, la Hermana Marie Simon-Pierre, que se dice sufría la enfermedad de Parkinson.

Por un lado el diagnóstico mismo de Parkinson deja lugar a dudas en ausencia de la única prueba definitiva conocida por la ciencia médica, una autopsia del cerebro. Otras condiciones sujetas a la remisión espontánea pueden imitar a Parkinson. Por otra parte el nexo entre la supuesta cura de la religiosa y una “noche de oración” invocando a Juan Pablo II parece dudosa. ¿Las oraciones de esta monja excluyeron la invocación de cualquier otro de todos los santos reconocidos?

Comparemos dos milagros: fue el mismo Juan Pablo II, quien redujo la exigencia a uno solo. Pío XII consideró necesarios dos para la beatificación de San Pío X. El primero era una religiosa que tenía cáncer de huesos y fue curada instantáneamente después que una reliquia de Pío X le fue colocada en el pecho. El segundo se refiere a una religiosa cuyo cáncer desapareció cuando ella tocó una imagen con reliquia de San Pío X. No hay conexión indiscutible entre la supuesta curación en este caso y cualquier reliquia relacionada con Juan Pablo II.

No se trata aquí de dudas sobre la autoridad de la enseñanza infalible de la Iglesia; la evaluación de este solitario milagro es un juicio de naturaleza médica sujeto a la posibilidad de error.

Imagínense el daño a la credibilidad de la Iglesia si esta religiosa con el tiempo sufre un retorno de sus síntomas. De hecho en marzo del año pasado el periódico “Rzeczpospolita” uno de los más respetados periódicos de Polonia, publicó que había algún retorno de los síntomas y que uno de los dos médicos en cuestión había expresado dudas del pretendido milagro. Este reportaje obligó al responsable anterior de la Causas de los Santos, Cardenal José Saraiva Mertins, a revelar a la prensa que “podría ser que uno de los dos médicos consultados quizás tuviera dudas”. Martins más tarde reveló que “las dudas requerirán más investigaciones. En tales casos, dijo, la Congregación pedirá a otros doctores que lo investiguen más y ofrezcan su opinión” (Nicole Winfield, Associated Press. John Paul II “Miracle further scrutinized” 28 de marzo de 2010).

Un doctor dudó del milagro, y cuando se “filtró la información” inesperadamente otros doctores fueron llamados y ¡eso fue hace menos de un año! ¿Se nos estará presentando en realidad un tipo indudable de curaciones milagrosas, como las reconocidas por Pío XII para la canonización de San Pío X, o es otra cosa?


Del artículo “Reservas relativas a la beatificación de Juan Pablo II”, publicado en lengua inglesa en “The Remnant”

jueves, 4 de agosto de 2011

LITERATURA CATÓLICA - MES DE AGOSTO

PROMETEO Ensayo de una Hermeneútica del Concilio
(P. Alvaro Calderón)

Benedicto XVI comenzó su pontificado con una tremenda confesión: el Concilio Vaticano II no ha sido comprometido.

En ese contexto, el Padre Alvaro Calderón ensaya una hermeneútica del Concilio que reúne dos cualidades. Primero, indica de manera muy precisa los múltiples puntos de doctrina en los que el Concilio rompe con la Tradición, y pone al descubierto ciertas cuestiones que fueron usadas como velos. Segundo, traza las líneas de un proceso continuo que va del humanismo del Renacimiento al "nuevo humanismo" conciliar.

En "Prometeo", el autor reúne las piezas de tantas discusiones que han dejado a los católicos sumidos en la perplejidad y las encaja una con otras sin forzarlas, como quien resuelve un rompecabezas. Es el principal mérito de una obra que da un importante paso en la comprensión del mayor acontecimiento en la historia moderna de la Iglesia.


Pueden hacer su pedido al precio de 13 € a: Casa San José 28607 El Álamo (Madrid)

martes, 2 de agosto de 2011

DIE 2 AUGUSTI, S. ALFONSI MARIAE DE LIGORIO, EP., CONF. ET DOCT.

San Alfonso María de Ligorio, Doctor Celosísimo, Escritor Inspirado, Martillo de Herejes, Principe de Moralistas, Patrono de Confesores y Maestro de Santidad

Nació en Nápoles el 27 de septiembre de 1696 y murió a la edad de 91 años en 1787.

A los pocos días de nacer, un siervo de Dios, San Francisco de Jerónimo, cogiéndolo en brazos exclamó en tono profético: “Este niño será obispo, vivirá cerca de cien años y hará grandes cosas por Dios”.

Estudió la carrera de jurisprudencia consiguiendo ya a los 16 años el birrete doctoral en ambos derechos, necesitando dispensa especial por su corta edad. Ejerció la abogacía con tanto éxito que en ocho años ganó todos los pleitos. Pero el Señor que lo quería para su servicio permitió su primer fracaso en un pleito defendiendo al Duque de Orsine. Entonces fue cuando Alfonso desengañado de las falacias del mundo tomó la seria resolución de abandonarlo y dedicarse por completo al servicio de Dios.

“A todos nos obliga por igual el precepto del amor, y, precisamente, la verdadera santidad consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Soberano Bien, nuestro Redentor y nuestro Dios”. Así escribía el Santo y a esto encaminó pro completo su vida entera. El celo por la salvación de las almas le movió a fundar la Congregación de Misioneros del Santísimo Redentor. Durante muchos años él fue el primer misionero, recorriendo pueblos y ciudades. Es un apóstol humilde, resuelto, inflamado de amor de Dios y a las almas que prodiga su piedad y su tiempo en el confesionario, en el púlpito, en la catequesis a los niños…

A pesar de su resistencia tuvo que aceptar por obediencia al Papa la dignidad Episcopal. Luchó por la reforma del seminario y del clero, siendo sus pastorales exponentes de su preocupación y su celo por la santidad del sacerdocio y la salvación de las almas.

Su celo por la salvación de las almas que tan caras habían costado al Redentor le hacía no contentarse con que le oyeran cientos o miles de personas. Jesucristo murió por todas y era preciso salvarlas a todas. Pensó en los libros, en grandes ediciones de libros populares que pudieran llevar su voz y el mensaje evangélico a todos los rincones de la tierra, y, decididamente se hace escritor. Escribe cómo hemos de amar a Jesucristo, qué razones tenemos para amar a Jesucristo y cuánto es lo que merece Cristo que le amemos. Entre los muchos libros que escribió se destacan por su popularidad “Las Glorias de María”, “Las Visitas al Santísimo Sacramento”, “La Práctica de Amor a Jesucristo”, “El Amor del Alma”, “Las Reflexiones sobre la Pasión de N. S. Jesucristo”, “La Preparación para la Muerte” y “El Gran Medio de la Oración”.