“...unos señores se habían reunido en un salón y habían escrito unas cosas por virtud de las cuales ya erais todos hombres libres. Libres y soberanos. Pero vuestra libertad consistía en que aquellas cosas escritas en un papel os autorizaban a hacerlo todo. Os autorizaban (...) a escribir cuanto os viniera en gana; sólo que el Estado no se preocupaba de enseñaros a escribir para que pudierais ejercitar ese derecho. Os autorizaban a elegir libremente trabajo; pero como vosotros erais pobres y otros eran ricos, los ricos fijaban las condiciones del trabajo a su voluntad y vosotros no teníais más remedio que aceptarlas o morir de hambre. Y así, mientras vosotros pasabais los rigores del frío y del calor doblados sobre una tierra que no iba a ser vuestra nunca, soportando la enfermedad, la miseria y la ignorancia, las leyes escritas por gentes de la ciudad os escarnecían con la burla de deciros que erais libres y soberanos”.
José Antonio (Discurso en Carpio de Tajo, 25 de Febrero de 1934)
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