OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

domingo, 14 de octubre de 2012

¿POR QUÉ TRABAJAS?

In sudore vultus tui vesceris pane (Genesis 3, 19)

EL SERVICIO A LOS DEMÁS

El amor al prójimo es el distintivo del cristiano. Tiene que ser en todas sus actividades.

Cuando nosotros trabajamos, no podemos prescindir de la consideración y de la alegría que nos produce el estar prestando un servicio a los demás.

Cualquiera que sea nuestro trabajo, debe PRODUCIR bienes para los demás. Bienes materiales o espirituales: acero, orden público o siembra de virtudes.

Recientemente se proyectó en nuestras pantallas la película “Sabrina”. Uno de sus protagonistas era un hombre de empresa, enfrascado siempre en sus negocios, atento a toda innovación que pudiera mejorar calidades o sistemas de producción.

Otro de los personajes le reprocha en una escena esta dedicación o sistema de producción tan absorbente:

- Te domina la sed del oro. Apenas has puesto en marcha un negocio, cuando ya estás dando vueltas a otro. Todo lo que de hermoso tiene la vida no significa nada para ti. Sólo piensas en dominar, ganar, mejorar rendimientos.

El jefe de empresa le responde con vehemencia:

- Te equivocas. No es el dominar ni el ganar lo que da sentido a mi vida. Es el saber que con cada mejora que introduzco pongo al alcance de muchas personas objetos que harán su vida más cómoda y mejor. Es el lograr reducir los precios y mejorar las calidades. Es el extender los beneficios de mi empresa a todos mis colaboradores, obreros y empleados. Es dar trabajo y pan a nuestras familias…

EL QUE NO TRABAJA…

… es algo más que un zángano. Es un traidor a sí mismo, que reniega de su propia perfección.

Es un traidor a Dios, a quien niega la gloria de hacerse obra divina más perfecta y su colaboración en la creación.

Es un traidor a sus semejantes, que come la sopa boba y se alza con una parte de los bienes que corresponden a toda la Humanidad, y a los que no tiene ningún derecho.

Esto lo formuló San Pablo con todo vigor y sin paños calientes: “El que no trabaja, que no coma”.

REPARACIÓN

El trabajo cuesta, es verdad. Más o menos, según se acierte menos o más con la propia vocación. Pero siempre cuesta esfuerzo.

Esto le da un nuevo sentido en el marco de la Redención.

Cristo nos redimió en la Cruz. Y nos invita a todos a incorporar nuestros dolores y sacrificios a los suyos, porque la vida del cristiano es incorporación a la de Cristo.

Tenemos que reparar en justicia por nuestros propios pecados. Y debemos reparar generosamente por los pecados de todo el mundo.

Todos, unidos a Cristo, ofrecemos el Sacrificio de la Misa. Y cuando las manos del sacerdote levantan la patena y sobre ella la Hostia, como ofrenda anticipada del Cuerpo de Cristo, debemos poner en ella también los trabajos del día que empieza. La Iglesia gustó siempre de este simbolismo; los granos de trigo que, molidos y amasados, se integran en la Hostia, representan el trabajo del día ofrecido por el pueblo cristiano en unión con la Víctima Santa.

No hay vida cristiana sin mortificación y sacrificio. Y todos los autores espirituales están de acuerdo en que el primero de todos es aceptar las molestias que impone el deber de estado, y dentro de él, el trabajo de todos los días. (Continuará…)

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