La fiesta de la Epifanía que existía en Oriente y en ciertas Iglesias de Occidente antes de penetrar en Roma, parece haber sido en su origen una fiesta de la Navidad. El 6 de enero era para esas Iglesias lo que la Navidad para la Iglesia Romana. Introducida en Roma en la segunda mitad del siglo VI, se convirtió en el complemento y como coronamiento de la de Navidad.
Epifanía quiere decir manifestación. Lo que celebra hoy la Iglesia es la manifestación del Señor al mundo entero. Después de darse a conocer a los pastores, se revela a los Magos, venidos de Oriente para adorarle. Toda la tradición cristiana ha visto en los Magos las primicias de la gentilidad; ellos preceden a todos los pueblos de la tierra, de suerte que la Epifanía es una afirmación de la salvación universal. San León lo dice magníficamente en maitines, con palabras que hacen ver en la adoración de los Magos los comienzos de la fe cristiana, la hora en que el inmenso desfile del mundo pagano inicia su caminar para conseguir la estrella que le llama e ir a su Salvador.
Éste es el sentido pleno de la magnífica profecía de Isaías que nos ofrece la liturgia, tanto en el primer nocturno de maitines como en la epístola de la Santa Misa. Y este mismo pensamiento de redención universal lo vuelve a tomar la Iglesia para aplicárselo a sí misma, al cantar en las bodas de Caná, y el bautismo de sus hijos, anunciado por el de Jesús en las aguas del río Jordán. La Epifanía era antiguamente un día subsidiario de bautismo.
Fuente; Misal Diario y Vesperal de Gaspar Lefebvre y los Monjes Benedictinos de la Abadía de San Andrés
Epifanía quiere decir manifestación. Lo que celebra hoy la Iglesia es la manifestación del Señor al mundo entero. Después de darse a conocer a los pastores, se revela a los Magos, venidos de Oriente para adorarle. Toda la tradición cristiana ha visto en los Magos las primicias de la gentilidad; ellos preceden a todos los pueblos de la tierra, de suerte que la Epifanía es una afirmación de la salvación universal. San León lo dice magníficamente en maitines, con palabras que hacen ver en la adoración de los Magos los comienzos de la fe cristiana, la hora en que el inmenso desfile del mundo pagano inicia su caminar para conseguir la estrella que le llama e ir a su Salvador.
Éste es el sentido pleno de la magnífica profecía de Isaías que nos ofrece la liturgia, tanto en el primer nocturno de maitines como en la epístola de la Santa Misa. Y este mismo pensamiento de redención universal lo vuelve a tomar la Iglesia para aplicárselo a sí misma, al cantar en las bodas de Caná, y el bautismo de sus hijos, anunciado por el de Jesús en las aguas del río Jordán. La Epifanía era antiguamente un día subsidiario de bautismo.
Fuente; Misal Diario y Vesperal de Gaspar Lefebvre y los Monjes Benedictinos de la Abadía de San Andrés
Les recomiendo la lectura de este artículo, que seguro que les emocionará "Los Reyes Magos son verdad"
No hay comentarios:
Publicar un comentario