El ex-alcalde motrileño Emilio Moreu Díaz, conocido despectivamente por los republicanos como Emilichi, sería tras su breve fuga detenido en Málaga, para su posterior retorno o traslado forzoso a la localidad de Motril.La noticia de su llegada a Motril correría como la espuma entre las gentes de izquierdas causando gran alegría y alboroto. Una turba demoledora y rugiente se dirigiría a la capilla de los Dolores, dónde sería retenido por unas horas en una de las celdas habilitadas con dicho fin.
Mujeres y niños lo zarandearían al grito de ¡¡¡Emilichi ajo y agua!!!.Sería una fiesta jocosa, música, gritos, abrazos y un largo etcétera... la celebración de lo que para ellos sería la detención de un alcalde fascista.
Desde el interior de su celda, cuyos barrotes daban a la calle, Emilio Moreu Díaz seguiría con sus propios ojos semejante acto bochornoso...Algunos afirman que se encontraba en Gibraltar, ¡¡canalla!!, ¡¡asesino!! y ¡¡fascista!! gritan otros.
¡¡Cómo un perro vas a morir!!
Hierve el odio a borbotones.Lorenzo Carrasco su asesino, se le acercaría para intentar amedrentarlo: ¡¡Te vamos a matar esta misma noche!! le replica tras una larga carcajada.
Éste se defiende como puede.
Emilio Moreu Díaz seguiría allí unas cuantas horas más, hombre pequeño pero de semblante profundo mirando siempre el ir y venir de los milicianos.
Lorenzo Carrasco y otros cuantos lo sacarían del Templo por la Sacristía para evitar a la turba que lo espera en la Plaza para lincharlo.Hay ansiedad por terminar la faena; por allí abajo, dice Lorenzo Carrasco a la vez que empujaría a todos por el callejón de la sacristía marcando el itinerario.
Ahora te vas a reunir con los fascistas y con tu compadre, dice un rubiasco enclenque al que llaman "el Tirao". Tras darle este dos bofetones no contento con esto esgrime una faca brillante y le cercena una oreja de un tajo. Chorrea la sangre cubriéndole el cuello y parte del hombro.
Un fuerte empujón le haría caer de bruces y tras breves segundos una terrible detonación metálica a su espalda provocaría en el cuerpo un sinfín de sacudidas elásticas a las que posteriormente daría fin Lorenzo Carrasco tras rematarlo en el suelo con el cañón de su revólver. Cinco disparos más dirigidos a la cabeza harían falta para asesinarlo.
Así moriría Emilio Moreu Díaz, alcalde motrileño
¿PUEDEN HABER CONTRADICCIONES Y SER BUENAS Y VERDADERAS AL MISMO TIEMPO?
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*¿Acaso todas las monedas son buenas? ¿No hay que distinguir entre las
verdaderas y las falsas? Pues lo mismo sucede con la religión. Pero, la
moneda fa...
Hace 22 horas
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