u infancia en la Plazoleta Cervantes, número 4.
En el momento de la muerte se ganaba la vida como repostero del Casino de Alcázar de San Juan, tenía 58 años y dejaba siete hijos, llamados Rogelio, Luis, Rufo, Rosario, Pilar, Juliana y Aurora, de los trece, fruto del matrimonio contraído con Juliana Galán, mujer sencilla y muy cristiana.
Es recordado por familiares, amigos y vecinos que le conocieron como hombre bueno, trabajador, cariñoso, honrado y amigo de todos. Vivió en un ambiente sencillo y cristiano. Pertenecía al grupo de Adoración Nocturna, (“veterano constante”) y era miembro de la Cofradía de Jesús Nazareno y asistía a Misa diariamente, siempre que su trabajo profesional se lo permitía.
Entre sus amigos estaban los frailes Trinitarios y D. Antonio Martínez Jiménez, Párroco de Santa Quiteria, que también fueron martirizados, el 27 de julio y 22 de julio respectivamente.
Estando los frailes trinitarios en prisión, para poder visitarlos tuvo que pedir permiso al Señor Alcalde, el cual le contestó que para la visita debía ir escoltado por una pareja de milicianos desde el casino, donde él era repostero, hasta la cárcel; y así, acudía a la cárcel cada mañana, consciente del peligro que corría, llevando a los religiosos un recipiente con café y leche para el desayuno, víveres y cuanto necesitaban.
Posteriormente fue detenido en su casa por hallarse su nombre en una lista de cofrades de la Hermandad de Jesús Nazareno. Llevado a la cárcel, durante veinticuatro horas fue interrogado y se le dejó en libertad, aunque con arresto domiciliario. Durante este arresto él animaba a la familia, pero una noche fueron a por él para que declarase de nuevo y lo volvieron a encarcelar. No quiso abdicar de su fe y fue sometido a interrogatorios. Durante el tiempo que duró el arresto animaba a la familia y por medio de Pilar, su hija, que diariamente le visitaba en la cárcel, enviaba notas para su esposa y familia.
La noche del 16 de septiembre de 1936 fue sacado de la cárcel con otros prisioneros y murió por armas de fuego. Al ser reconocido por la familia tenía impactos de balas. Los motivos de la persecución y muerte en general fueron que frecuentaba la Iglesia, era un hombre muy piadoso; amistad con el clero, “hombre de Iglesia”, adorador nocturno, Hermano de la Cofradía de Jesús Nazareno.
En el momento de la muerte se ganaba la vida como repostero del Casino de Alcázar de San Juan, tenía 58 años y dejaba siete hijos, llamados Rogelio, Luis, Rufo, Rosario, Pilar, Juliana y Aurora, de los trece, fruto del matrimonio contraído con Juliana Galán, mujer sencilla y muy cristiana.
Es recordado por familiares, amigos y vecinos que le conocieron como hombre bueno, trabajador, cariñoso, honrado y amigo de todos. Vivió en un ambiente sencillo y cristiano. Pertenecía al grupo de Adoración Nocturna, (“veterano constante”) y era miembro de la Cofradía de Jesús Nazareno y asistía a Misa diariamente, siempre que su trabajo profesional se lo permitía.
Entre sus amigos estaban los frailes Trinitarios y D. Antonio Martínez Jiménez, Párroco de Santa Quiteria, que también fueron martirizados, el 27 de julio y 22 de julio respectivamente.
Estando los frailes trinitarios en prisión, para poder visitarlos tuvo que pedir permiso al Señor Alcalde, el cual le contestó que para la visita debía ir escoltado por una pareja de milicianos desde el casino, donde él era repostero, hasta la cárcel; y así, acudía a la cárcel cada mañana, consciente del peligro que corría, llevando a los religiosos un recipiente con café y leche para el desayuno, víveres y cuanto necesitaban.
Posteriormente fue detenido en su casa por hallarse su nombre en una lista de cofrades de la Hermandad de Jesús Nazareno. Llevado a la cárcel, durante veinticuatro horas fue interrogado y se le dejó en libertad, aunque con arresto domiciliario. Durante este arresto él animaba a la familia, pero una noche fueron a por él para que declarase de nuevo y lo volvieron a encarcelar. No quiso abdicar de su fe y fue sometido a interrogatorios. Durante el tiempo que duró el arresto animaba a la familia y por medio de Pilar, su hija, que diariamente le visitaba en la cárcel, enviaba notas para su esposa y familia.
La noche del 16 de septiembre de 1936 fue sacado de la cárcel con otros prisioneros y murió por armas de fuego. Al ser reconocido por la familia tenía impactos de balas. Los motivos de la persecución y muerte en general fueron que frecuentaba la Iglesia, era un hombre muy piadoso; amistad con el clero, “hombre de Iglesia”, adorador nocturno, Hermano de la Cofradía de Jesús Nazareno.
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