OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

miércoles, 8 de agosto de 2012

EL CONCILIO VATICANO II Y EL COMUNISMO

Dentro de la perspectiva de Revolución y Contra-Revolución, el éxito de los éxitos alcanzado por el comunismo post-staliniano sonriente fue el silencio enigmático, desconcertante, pasmoso y apocalípticamente trágico del Concilio Vaticano II respecto al comunismo.

Este Concilio quiso ser pastoral y no dogmático. Alcance dogmático realmente no lo tuvo. Además de esto, su omisión sobre el comunismo puede hacerlo pasar a la historia como el Concilio a-pastoral.

Explicamos el sentido especial en que tomamos esta afirmación.

Figúrese el lector un inmenso rebaño languideciendo en campos pobres y áridos, atacados por todas partes por enjambres de abejas, avispas y aves de rapiña.

Los pastores se ponen a regar la pradera y a alejar los enjambres. ¿Puede esta actividad ser calificada de pastoral? En tesis, ciertamente. Sin embargo, en la hipótesis de que, al mismo tiempo, el rebaño estuviese siendo atacado por jaurías de lobos voraces, muchos de ellos con piel de ovejas, y los pastores se abstuviesen completamente de desenmascarar y de ahuyentar a los lobos, mientras luchasen contra insectos y aves, ¿podría su obra ser considerada pastoral, o sea, propia de buenos y fieles pastores?

En otros términos, ¿actuaron como verdaderos Pastores quienes, en el Concilio Vaticano II, quisieron espantar a los adversarios “menores” y dejaron, por el silencio, libre curso al adversario “mayor”?

Con tácticas “aggiornate”, de las cuales, por lo demás, lo mínimo que se puede decir es que son cuestionables en el plano teórico y que se vienen mostrando ruinosas en la práctica, el Concilio Vaticano II intentó ahuyentar, digamos, abejas, avispas y aves de rapiña. Su silencio sobre el comunismo dejó a los lobos en total libertad. La obra de ese Concilio no puede estar inscrita, en cuanto efectivamente pastoral, ni en la historia, ni en el libro de la vida.

Es penoso decirlo. Pero la evidencia de los hechos señala, en este sentido, al Concilio Vaticano II como una de las mayores calamidades, si no la mayor, de la historia de la Iglesia. A partir de él penetró en la Iglesia, en proporciones impensables, la “humareda de Satanás” que se va dilatando cada día más, con la terrible fuerza de expansión de los gases. Para escándalo de incontables almas, el Cuerpo Místico de Cristo entró en el siniestro proceso de la autodemolición.

Sobre las calamidades en fase post-conciliar de la Iglesia es de fundamental importancia la declaración histórica de Paulo VI en la Alocución “Resistite fortes in Fide”, del 29 de junio de 1972, que citamos aquí en la versión de la Poliglotta Vaticana:

“Refiriéndose a la situación de la Iglesia de hoy, el Santo Padre afirma tener la sensación de que “por alguna fisura haya entrado el humo de Satanás en el Templo de Dios”. Hay, transcribe la Poliglotta, la duda, la incertidumbre, lo complejo de los problemas, la inquietud, la insatisfacción, la confrontación. No se confía más en la Iglesia, se confía en el primer profeta profano (extraño a la Iglesia) que nos venga a hablar, por medio de algún diario o movimiento social, a fin de correr atrás de él y preguntarle si tiene la fórmula de la verdadera vida. Y no nos damos cuenta de que ya la poseemos y somos maestros de ella. Entró la duda en nuestras conciencias, y entró por ventanas que deberían estar abiertas a la luz. (…)

“También en la Iglesia reina este estado de incertidumbre. Se creía que, después del Concilio, vendría un día asoleado para la historia de la Iglesia. Vino, por el contrario, un día lleno de nubes, de tempestad, de oscuridad, de indagación, de incertidumbre. Predicamos el ecumenismo, y nos apartamos siempre más los unos de los otros. Procuramos cavar abismos en vez de llenarlos.

“¿Cómo sucedió esto? El Papa confía a los presentes un pensamiento suyo: el de que haya habido la intervención de un poder adverso. Su nombre es el diablo, este misterioso ser el que también alude San Pedro en su Epístola” (Cfr. Insegnamenti di Paolo VI, Tipografía Poliglotta Vaticana, vol. X, pp. 707-709).

La historia narra los innumerables dramas que la Iglesia sufrió en los veinte siglos de su existencia. Oposiciones que germinaron fuera de Ella, y desde fuera intentaron destruirla. Tumores formados dentro de Ella, por Ella extirpados, y que, ya entonces de fuera hacia dentro, intentan destruirla con ferocidad.

Sin embargo, ¿cuándo vio la historia, antes de nuestros días, una tentativa de demolición de la Iglesia, no hecha por un adversario, sino calificada de “autodemolición” en altísimo pronunciamiento de repercusión mundial?

De ahí resultó para la Iglesia y para lo que aún resta de civilización cristiana, un inmenso desmoronamiento. Por ejemplo, la Ostpolitik vaticana y la gigantesca infiltración del comunismo en los medios católicos son efectos de todas estas calamidades. Y constituyen otros tantos éxitos de la ofensiva psicológica del Comunismo contra la Iglesia.

Del libro “REVOLUCIÓN Y CONTRA-REVOLUCIÓN”, de Plinio Corrêa de Oliveira

1 comentario:

  1. Recomiendo leer en internet, "¿Quien es el padre Luigi Villa?" y "Pablo Vl beato?"
    Ambos libros, muy esclarecedores.

    ResponderEliminar