El mejor modo de asistir a la Santa Misa es aquel que nos
hace participar en grado más elevado en la acción sublime que se realiza en el
altar. Por eso es tan recomendable el método litúrgico que, haciendo recitar
las mismas preces que dice el sacerdote, permite seguir más de cerca las varias
partes del Santo Sacrificio. Pero, en vez de preocuparse de la integridad del
rezo, que sólo obliga al sacerdote, es preferible que el alma capte el
significado de las diversas oraciones, especialmente aquellas que acompañan los momentos
principales de la Santa Misa, como el Ofertorio, la Consagración, la Comunión.
A pesar de ser óptimo el método litúrgico, no es, sin embargo, el único. La
encíclica “Mediator Dei” advierte explícitamente que las necesidades y
disposiciones de las almas no son siempre iguales en todos, ni siempre las
mismas en cada individuo. Por ejemplo, no es raro que, después de haber usado
por largo tiempo y con mucho fruto el método litúrgico, algunas almas sientan
necesidad de cerrar el misal para “gustar” más profundamente la sustancia de la
Misa, para “penetrar” más adentro en ella. Evidentemente esto no es un
retroceso, sino un adelanto. El alma siente necesidad, más que de atender
distintamente a las diversas ceremonias y oraciones, “de ponerse en contacto
íntimo con el Sumo Sacerdote”, para asociarse internamente a su oferta, a su
inmolación. En este caso el alma asiste a la Santa Misa de modo más contemplativo
que litúrgico, o sea con la “atención amorosa” que es la característica de la
oración contemplativa. Sin necesidad de seguir el rito sagrado en cada una de
sus partes, el alma fija la mente y el corazón con una mirada general que el
amor hace penetrante, se adentra en una comprensión mayor del Santo Sacrificio,
adquiere de él un “sentido” cada vez más profundo y se despierta en ella un
deseo más eficaz de asociarse a él. Pero siempre será conveniente que de tanto
en tanto vuelva a usar el misal, especialmente para seguir la liturgia de las
fiestas y domingos, y en él descubrirá nuevas luces, nuevos sentimientos que le
ayudarán a captar mejor la sustancia del Santo Sacrificio.
Del libro "Intimidad Divina", del Padre Gabriel
de Santa María Magdalena O.C.D.
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