El mensaje de las supuestas apariciones de la Santísima Virgen en el Escorial dado el día 2 de julio de 1988, tan sólo tres días después de las Consagraciones Episcopales, realizadas por Mons. Lefebvre, empezó de la siguiente manera: "Hija mía, hoy mi Corazón viene lleno de dolor porque mi Iglesia se ha dividido. ¿Sabéis por qué, hijos míos, ha podido el enemigo dividir mi Iglesia? ¡Por la falta de oración y de sacrificio!"
Cómo no tomar estas palabras como una condena a la acción, salvadora, de Mons. Lefebvre, cuando la Iglesia Católica ya venía dividida desde hacía décadas por culpa del Concilio Vaticano II.
Desde la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en España, se publicó un artículo en la revista “TRADICIÓN CATÓLICA”, firmado por el R.P. Guillermo Deviller que paso a transcribir.
Cómo no tomar estas palabras como una condena a la acción, salvadora, de Mons. Lefebvre, cuando la Iglesia Católica ya venía dividida desde hacía décadas por culpa del Concilio Vaticano II.
Desde la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en España, se publicó un artículo en la revista “TRADICIÓN CATÓLICA”, firmado por el R.P. Guillermo Deviller que paso a transcribir.
EL ESCORIAL, 2 DE JULIO DE 1988
Los supuestos mensajes de la Santísima Virgen en Prado Nuevo, El Escorial, suelen ser mal redactados, constando de una serie de reiteradas afirmaciones hasta la obsesión, muchas veces mal dichas y con poca lógica entre ellas. Que el lector los lea sin prejuicios y los compare con los mensajes tan hermosos y profundos de la Madre de Dios en sus apariciones auténticas. En cuanto al mensaje del 2 de julio, a pesar de su calculada ambigüedad, ¿cómo interpretarlo de otra manera más que como una condena de S.E. Mons. Lefebvre acusado de dividir a la Iglesia, una defensa incondicional de la actual jerarquía en su camino hacia la apostasía y una inclinación para acercarse a recibir la Sagrada Eucaristía en cualquier sitio, aunque sea según el NOVUS ORDO MISAE, semiprotestante del masón Mons. Bugnini? A tales declaraciones no podemos responder otra cosa no no es con un NO absoluto, ya que representa un grave peligro para nuestra fe. En esto obedecemos a San Pablo que nos dice (Gal. 1, 8): "Aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciara otra doctrina que la que os predicamos, sea anatema".
Y a Nuestro Señor mismo que nos advierte (S. Mat. 24, 24): "Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas; y harán grandes señales y prodigios de manera que engañarán incluso a los elegidos si fuera posible. Ved que os lo he dicho antes de que suceda".
Sin embargo todo no fue malo en el "mensaje" del 2 de julio. Por ejemplo esta frase: "... y muchos falsos videntes están jugando con la doctrina de mi Hijo, hijos míos. Están sembrando su condenación. ¡Qué pena de almas! Ellos y los que se dejan arrastrar por ellos, hijos míos".
Vayamos pues a lo más seguro: la Revelación con R mayúscula, terminada con la muerte del último Apóstol, y transmitida infaliblemente por la Tradición de la Iglesia.
"Tradición Católica" Octubre de 1988, Nº 41
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