Es una objeción que nunca he podido explicarme cómo puede ser propuesta con seriedad, por un hombre sensato y razonable.
Sin embargo, la encontraremos inevitablemente en todos los libros materialistas y ateos.
Comienza por el Cos como las antiguas mitologías. Al principio existía el Caos… ¿Y quién lo hizo? – preguntamos en seguida saliéndoles al paso -. Nadie; ¡apareció espontáneamente, por una casualidad…!
Pues no es eso sólo.
El Caos comenzó otro día a moverse y a evolucionar. ¿Por qué? – preguntamos de nuevo -. Por nada, pro casualidad…, y lo más maravilloso de todo: de esas evoluciones y movimientos fortuitos, casuales, salió espléndido y maravilloso un tercer día, el Universo que nos rodea…
Tercera casualidad. También inesperada empezó a rebullir la vida. Seres organizados salientísimamente, cada uno de los cuales consta de infinitos engranajes perfectísimos, cual nunca podrían imaginar los hombres, se vieron por todas partes desarrollándose con profusión asombrosa… ¿Quién los ideó y les dio el ser? La casualidad…
Por fin hace su aparición en el gran escenario de la vida, el que es apellidado ya con justicia, Rey de la Creación. El hombre pertenece a un orden superior; viene dotado de inteligencia, de ciencia, de sagacidad capaz de escudriñar el mundo y conquistarle sus secretos.
¿De dónde procede? De la materia y por casualidad…
¡Qué hombres tan extraordinarios con los ateos! ¡Tienen explicaciones contundentes y exhaustivas para todo!
Fuente “A Dios por al ciencia” R. P. Jesús Simón S. J.
No hay comentarios:
Publicar un comentario