Vaya desde aquí nuestro caluroso apoyo al obispo Juan Antonio Reig Pla, por exponer la doctrina del pecado durante la celebración de Viernes Santo que retransmitió la televisión. Recordó que los pecados de prostitución, aborto, adulterio, robo y abuso empresarial sobre el asalariado son ofensas contra Nuestro Señor, que acarrean el sufrimiento en este mundo y el infierno en el otro. Y lo mismo dijo del que escandaliza con ideologías sexualistas y provoca la corrupción de jóvenes a manos de sodomitas.
Esta admonición, que debiera ser trivial para cualquier católico, ha provocado las más airadas reacciones por parte de unos y otros.
Nada tiene de extraño que nuestra carpetovetónica fauna de izquierdas se haya mesado los cabellos. Su mejor cabeza pensante no supera la del alcalde de la Ribera navarra durante la República. Sí, aquél que se vio en la tesitura de presidir un mitin anarquista y, como los oradores dieran vivas finales a Rusia, al divorcio, al amor libre y demás, cuando le tocó el turno decidió no quedarse atrás y gritó: «¡Viva lo pior!».
Pero tú, ¡oh Pérez-Reverte!, espejo de la intelectualidad hispana que, a propósito de Reig Pla, te has preguntado «¿Es que no hay forma legal de meter en la cárcel a ese peligroso imbécil?» y has escrito «Lola acaba de abrir el bar y me pregunta si a un obispo se le puede llamar hijo de puta», ¿cómo malgastas prosa tan excelsa y académica en semejante causa? No deja de tener su chiste este otoñal tipejo que, aferrado a su adolescencia, se cree la reencarnación reciclada del Capitán Trueno. Presumiendo hasta la arcada de valeroso machito y con ínfulas de espadachín justiciero, se ha convertido en el héroe de sodomitas, busconas y abortistas. Eso sí, todo con la pluma. Eso sí, bajo los auspicios de ABC y la Real Academia. Eso sí, con patente de corso.
Y vuestra eminencia, Cardenal Sistach, ¿cómo ha podido dejar en la estacada a un obispo para congraciarse con la prensa? Cuentan que primero pretendió usted «puntualizar» a Reig Pla, diciendo que los invertidos «son personas como las otras y merecen toda la dignidad y el respeto». Ambiguas palabras que pueden referirse bien a la mera inclinación del invertido, que no es pecado alguno; bien al acto, que sí lo es. Y cuentan que luego añadió, de manera general y vaga: «otra cosa son las actuaciones. Según nuestra fe, las actuaciones de las personas pueden ser buenas o no». Lo cual, aplicado a los actos de sexualidad aberrante, da la razón al titular de Alcalá de Henares. Pero eso se lo calló V.E. Si es verdadera esta versión de los hechos, con sofística duplicidad el titular de la archidiócesis de Barcelona dio a creer que corregía al obispo, sin hacerlo en realidad (porque no había corrección que hacer). Magnífica jugada: ganó el desprecio de todo fiel consciente a cambio del aprecio de alguna diputada socialista especialmente tonta. ¿Que no fueron así las cosas? No queda otra: Sistach tiene que hacer una declaración pública en favor de Reig Pla. ¿Cree alguien que lo hará?
En esta ocasión nos imaginamos al Ilustrísimo Sr. Reig Pla con la misma mirada de Nuestro Señor Jesucristo al cantar el gallo. Permítanos ofrecerle, con la unción que merece el perseguido, el testimonio de respeto y adhesión de la Comunión Tradicionalista.
Fuente "Comunión Tradicionalista"
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