"Non induetur mulier veste virili, nec vir utetur veste feminea: abominabilis enim apud Deum est qui facit haec" (Deuteronomium (XXII, V)
En una nota del 28 de febrero, el arzobispo de Westminster, Vincent Nichols, ratificó la peculiar iniciativa pastoral iniciada cinco años antes por su predecesor, el cardenal Cormac Murphy O´Connor, e inspirada por el anterior, el cardenal George Basil Hume en 1997: las celebraciones para homosexuales del Soho londinenses. El primer y tercer domingo de cada mes, a las cinco de la tarde, los católicos LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) son convocados en la iglesia de la Asunción a una misa especialmente preparada por y para ellos. Las directrices diocesanas de 2007 aclaran que la iniciativa pretende una atención pastoral específica a personas concretas, sin menoscabo de la doctrina moral católica sobre la homosexualidad, que no considera pecaminosa le tendencia, sino su práctica. La celebración de esta misa, dicen, "no debe utilizarse para promover cambios o ambigüedades en torno a las enseñanzas de la Iglesia". Salvemos, pues, la intención de convocantes y adheridos, (quienes, afirman, buscan en esta iniciativa un esfuerzo para vivir en castidad), pero admitamos al mismo tiempo que la cosa es rarita y delicada. Y cuando se camina sobre el filo de la navaja, esas "ambigüedades" de las que se quiere huir acaban aflorando. Ahí está, por ejemplo, la bandera arco iris (que no es precisamente un emblema de castidad, sino de lucha por la degradación de la sociedad) adornando el ambón. Y en la misa del 15 de enero se subió él para hacer una monición un travesti como la copa de un pino. La verdad es que nuestro viejo argumento contra la reforma litúrgica empieza a quedar obsoleto. Antes nos bastaba con recordar que la misa es cosa del sacerdote, no de los seglares. Lo que no preveíamos es que ese seglar fuese tan antibíblico en el porte ("no llevará la mujer traje de varón, ni vestirá el varón vestido de mujer, pues constituye abominación para Yahveh" Deuteronomio 22, 5), ni que respondiese al nombre de Jennifer con voz de Manolo.
L. Pintas
Revista "Tradición Católica" Nº 235 Enero-febrero 2012
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