OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

viernes, 21 de febrero de 2014

SOBRE EL CASTIGO DEL PECADO MORTAL y III

Los Ángeles, criaturas tan perfectas, por un solo pecado de pensamiento de soberbia fueron convertidos en demonios feísimos y condenados al fuego eterno
Pregúntame ahora, hija mía: Los Ángeles, criaturas tan perfectas, por un solo pecado de pensamiento de soberbia fueron convertidos en demonios feísimos y condenados al fuego eterno; ¿qué hará Dios conmigo, criatura ingrata que tantas veces le ofendí en pensamientos, palabras y obras?... Adán y Eva, por un solo pecado de desobediencia, fueron arrojados del paraíso y sujetos a tantas penas, a pesar de hacer novecientos años de penitencia; ¿qué suerte me estará reservada a mí, que tantas veces desobedezco a Dios, a mis padres y superiores?

¡Oh Dios de bondad, Dios de misericordia! ¡Cuántas almas, cuántas jóvenes se habrán condenado con menos pecados que yo… y yo, pecadora de mí, aún vivo y puedo salvarme!... ¿Qué sería de mí si hubiese muerto al cometer el primer pecado grave?... Penaría, rabiaría, me desesperaría sin provecho… y eternamente… ¡Oh hija mía! Yo no cometí los pecados que tú… jamás cometí pecado mortal, y si no hubiese abandonado aquellas galas y pasatiempos… ciertas amistades de mi juventud… me hubiera condenado… mostróme el Señor el lugar que me estaba reservado en el infierno.

A ti quizás el Señor también te tenía preparado en el infierno el lugar que tus pecados merecían… pero ten confianza, enmiéndate, haz penitencia, sobre todo no abandones el cuarto de hora de oración, y apártate de las malas compañías, de las malas lecturas… de todas las ocasiones de pecar,  y yo te alcanzaré la salvación eterna



Santa Teresa de Jesús 

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