OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

lunes, 4 de abril de 2011

SOBRE EL PRÓXIMO “ASÍS 2011”

Juan Pablo II besa el Corán el 14 de mayo de 1999

"Que San Juan Bautista se digne proteger al Islam" (Palabras pronunciadas por Juan Pablo II)


Amemos al Señor Nuestro Dios, amemos su Iglesia; a Él como a un padre, a Ella como una madre. Que nadie diga: Sí sigo yendo a los ídolos; consulto a los posesos y a los hechiceros, pero sin embargo no abandono la Iglesia de Dios: Yo soy católico. Permanecéis unidos a la madre, pero ofendéis al padre. De igual manera, otro dice: No lo quiera Dios; no consulto a los hechiceros, no interrogo a los posesos, no practico adivinaciones sacrílegas, no voy a adorar a los demonios, no sirvo a dioses de piedra, pero soy de la secta de Donato. ¿De qué os sirve no ofender al padre, si Él vengará a la madre que vosotros ofendéis? ¿De qué os sirve confesar al Señor, honrar a Dios, alabarle, reconocer a su Hijo, proclamar que está sentado a la derecha del Padre, si blasfemáis de su Iglesia? Si tuvieseis un protector al cual rindieseis cuenta todos los días de vuestros deberes y si llegaseis a ultrajar a su esposa por una acusación grave, ¿os atreveríais aún a entrar en la casa de este hombre? Manteneos pues, amados míos, manteneros todos unidos a Dios vuestro Padre y vuestra Madre la Iglesia.

San Agustín “Enarratio in Ps. LXXXVIII, sermón II, n. 14. PL 37, 1140”

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