«Las oraciones pueden obtener un remedio para muchos males,
consiguiendo de Dios que Él mismo extienda la mano y los arregle ... Me
gustaría ver reformados tantos desórdenes presentes ... En primer lugar, me
gustaría que el próximo Papa escogiese, entre aquellos que se le propongan, a
los más doctos y celosos por el bien de la Iglesia ... Que se escogiesen cuidadosamente los
obispos (de los cuales depende principalmente el culto divino y la salvación de
las almas), solicitando información sobre su vida digna y la doctrina necesaria
para gobernar las diócesis. Y que, también en relación con los obispos que ya
están en sus diócesis, se pidiese discretamente información a sus arzobispos
metropolitanos y otras personas, sobre aquellos que apenas se preocupan por el
bien de sus ovejas ... Por encima de todo, me gustaría que el Papa devolviese
universalmente a todos los religiosos a la observancia de su primitiva regla o
constitución, por lo menos en las cosas principales ... No hay nada que podamos
hacer al respecto, sino rezar al Señor para que nos dé un Pastor lleno de su
espíritu, que sepa llevar a cabo estas cosas que he mencionado brevemente, de
la forma más conveniente para la gloria de Jesucristo».
San Alfonso María de Ligorio, Carta al Cardenal Castelli sobre el Conclave
(Como pueden ver, palabras de hace mucho tiempo, pero de rabiosa actualidad)
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