Señor, por intercesión de tus Santos, pueda yo recorrer
animosamente el camino de la santidad
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¡Oh almas que ya gozáis sin temor de vuestro gozo, y
estáis siempre embebidas en alabanzas de mi Dios! Venturosa fue vuestra suerte.
Qué gran razón tenéis de ocuparos siempre en estas alabanzas, y qué envidia os
tiene mi alma, que estáis ya libres del dolor que dan las ofensas tan grandes
que en estos desventurados tiempos se hacen a mi Dios, y de ver tanto
desagradecimiento, y de ver que no se quiere ver esta multitud de almas que
lleva Satanás.
¡Oh bienaventuradas ánimas celestiales! Ayudad a nuestra
miseria, y sednos intercesores ante la divina misericordia, para que nos dé
algo de vuestro gozo, y reparta con nosotros de ese claro conocimiento que
tenéis. Dadnos, Dios mío, Vos a entender
qué es lo que se da a los que pelean varonilmente en este sueño de esta
miserable vida. Alcanzadnos, ¡oh ánimas amadoras!, a entender el gozo que os da
ver la eternidad de vuestros gozos, y cómo es cosa tan deleitosa ver cierto que
no se han de acabar.
¡Oh ánimas bienaventuradas, que tan bien os supisteis
aprovechar, y comprar heredad tan deleitosa y permaneciente con este precioso
precio!, decidnos: ¿cómo granjeabais con él bien tan sin fin? Ayudadnos, pues
estáis tan cerca de la fuente; coged agua para los que acá perecemos de sed
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