Poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe
“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”
“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”
El Escapulario Verde fue dado a la Hermana Faustina Bisqueyburu, religiosa de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
El día 8 de septiembre de 1840, la Madre de Dios se le apareció durante la oración: tenía en la mano derecha un corazón en llamas y en la izquierda un pequeño escapulario de paño verde. En uno de los lados estaba la imagen de la Santísima Virgen; en el otro, un corazón inflamado de rayos más brillantes que el sol y transparentes como el cristal, según las propias descripciones de la vidente, el cual estaba traspasado por una espada. Alrededor, había una inscripción de forma ovalada, coronada por una cruz dorada y que decía lo siguiente: "CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, ROGAD POR NOSOTROS, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE". Al mismo tiempo una voz interior le explicaba el sentido: comprendió que esta imagen debía contribuir a la conversión de muchas almas, particularmente en el momento en que todo parecía perdido, para asegurar así una buena muerte.
La propia Madre de Dios dijo a Sor Faustina que podía ser bendecido, con una señal de la Cruz, por cualquier sacerdote y después cualquier persona lo podía distribuir. Se puede llevar colgado del cuello, en la cartera o en el bolso. En el caso de pecadores o enfermos que no lo acepten se lo puede dejar, aun sin saberlo ellos, en su ropa, en su cama o en su habitación.
La única obligación es decir una vez por día: "CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, ROGAD POR NOSOTROS, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE". Si esta jaculatoria no fuese dicha por la persona que lo trae, es necesario que alguien la diga por ella.
Muchas y extraordinarias conversiones, aun en casos desesperados, están unidas a esta devoción, pero estas gracias son mayores o menores conforme al grado de confianza que la acompañan, simbolizadas por los rayos desiguales que rodean el Corazón.
Para saber más, pinchar en la imagen.
El día 8 de septiembre de 1840, la Madre de Dios se le apareció durante la oración: tenía en la mano derecha un corazón en llamas y en la izquierda un pequeño escapulario de paño verde. En uno de los lados estaba la imagen de la Santísima Virgen; en el otro, un corazón inflamado de rayos más brillantes que el sol y transparentes como el cristal, según las propias descripciones de la vidente, el cual estaba traspasado por una espada. Alrededor, había una inscripción de forma ovalada, coronada por una cruz dorada y que decía lo siguiente: "CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, ROGAD POR NOSOTROS, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE". Al mismo tiempo una voz interior le explicaba el sentido: comprendió que esta imagen debía contribuir a la conversión de muchas almas, particularmente en el momento en que todo parecía perdido, para asegurar así una buena muerte.
La propia Madre de Dios dijo a Sor Faustina que podía ser bendecido, con una señal de la Cruz, por cualquier sacerdote y después cualquier persona lo podía distribuir. Se puede llevar colgado del cuello, en la cartera o en el bolso. En el caso de pecadores o enfermos que no lo acepten se lo puede dejar, aun sin saberlo ellos, en su ropa, en su cama o en su habitación.
La única obligación es decir una vez por día: "CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, ROGAD POR NOSOTROS, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE". Si esta jaculatoria no fuese dicha por la persona que lo trae, es necesario que alguien la diga por ella.
Muchas y extraordinarias conversiones, aun en casos desesperados, están unidas a esta devoción, pero estas gracias son mayores o menores conforme al grado de confianza que la acompañan, simbolizadas por los rayos desiguales que rodean el Corazón.
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