OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

martes, 2 de agosto de 2011

DIE 2 AUGUSTI, S. ALFONSI MARIAE DE LIGORIO, EP., CONF. ET DOCT.

San Alfonso María de Ligorio, Doctor Celosísimo, Escritor Inspirado, Martillo de Herejes, Principe de Moralistas, Patrono de Confesores y Maestro de Santidad

Nació en Nápoles el 27 de septiembre de 1696 y murió a la edad de 91 años en 1787.

A los pocos días de nacer, un siervo de Dios, San Francisco de Jerónimo, cogiéndolo en brazos exclamó en tono profético: “Este niño será obispo, vivirá cerca de cien años y hará grandes cosas por Dios”.

Estudió la carrera de jurisprudencia consiguiendo ya a los 16 años el birrete doctoral en ambos derechos, necesitando dispensa especial por su corta edad. Ejerció la abogacía con tanto éxito que en ocho años ganó todos los pleitos. Pero el Señor que lo quería para su servicio permitió su primer fracaso en un pleito defendiendo al Duque de Orsine. Entonces fue cuando Alfonso desengañado de las falacias del mundo tomó la seria resolución de abandonarlo y dedicarse por completo al servicio de Dios.

“A todos nos obliga por igual el precepto del amor, y, precisamente, la verdadera santidad consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Soberano Bien, nuestro Redentor y nuestro Dios”. Así escribía el Santo y a esto encaminó pro completo su vida entera. El celo por la salvación de las almas le movió a fundar la Congregación de Misioneros del Santísimo Redentor. Durante muchos años él fue el primer misionero, recorriendo pueblos y ciudades. Es un apóstol humilde, resuelto, inflamado de amor de Dios y a las almas que prodiga su piedad y su tiempo en el confesionario, en el púlpito, en la catequesis a los niños…

A pesar de su resistencia tuvo que aceptar por obediencia al Papa la dignidad Episcopal. Luchó por la reforma del seminario y del clero, siendo sus pastorales exponentes de su preocupación y su celo por la santidad del sacerdocio y la salvación de las almas.

Su celo por la salvación de las almas que tan caras habían costado al Redentor le hacía no contentarse con que le oyeran cientos o miles de personas. Jesucristo murió por todas y era preciso salvarlas a todas. Pensó en los libros, en grandes ediciones de libros populares que pudieran llevar su voz y el mensaje evangélico a todos los rincones de la tierra, y, decididamente se hace escritor. Escribe cómo hemos de amar a Jesucristo, qué razones tenemos para amar a Jesucristo y cuánto es lo que merece Cristo que le amemos. Entre los muchos libros que escribió se destacan por su popularidad “Las Glorias de María”, “Las Visitas al Santísimo Sacramento”, “La Práctica de Amor a Jesucristo”, “El Amor del Alma”, “Las Reflexiones sobre la Pasión de N. S. Jesucristo”, “La Preparación para la Muerte” y “El Gran Medio de la Oración”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario