NORMAS DEL AYUNO EUCARÍSTICO

(Motu proprio “Sacram Communionem”, de S.S. Pío XII, de 19 de Marzo de 1957)

En cualquier hora que se reciba la Sagrada Comunión, a partir de las últimas disposiciones, rigen las siguientes normas:

1º Los sacerdotes y los fieles vienen obligados a abstenerse durante tres horas antes de la Santa Misa o de la Sagrada Comunión, respectivamente, de alimentos sólidos y de bebidas alcohólicas; el agua no rompe el ayuno.

2º De ahora en adelante deberán observar el ayuno durante el tiempo señalado en la norma 1º, incluso aquellos que celebran o reciben la Sagrada Comunión a medianoche o en las primeras horas del día.

3º Los enfermos, incluso los que no guarden cama, pueden tomar bebidas no alcohólicas y verdaderas y propias medicinas, tanto líquidas como sólidas, antes de la Santa Misa o de la Comunión, sin limitación de tiempo.

El Papa exhorta, sin embargo, vivamente a los sacerdotes y a los fieles, que estén en condiciones de hacerlo, a observar antes de la Santa Misa o de la Comunión la vieja y venerable forma del ayuno eucarístico.

COMENTARIO.- Las disposiciones del Santo Padre son bien sencillas y accesibles incluso a la mentalidad de los niños. Basta abstenerse durante tres horas de alimentos sólidos y de bebidas alcohólicas, y durante una hora de bebidas no alcohólicas.

No se hace distinción ni de mañana ni de tarde, ni de distancia a recorrer para llegar a la iglesia ni de trabajos pesados ni de hora tardía; no se tiene la obligación de consultar a un confesor para ver si se está en las condiciones exigidas para gozar del permiso. Es una ley que abarca a todos los fieles u en todo lugar.

Guardar el ayuno eucarístico como antes será cuestión de querer adquirir mayores méritos, pero no ya de observar una obligación.

El agua no rompe el ayuno eucarístico. Antes se decía “agua natural”, por lo cual se deja entender que se habla de toda clase de agua en el sentido común de la palabra, incluso si se trata de aguas minerales, en las que a veces se introduce gas para producir efervescencia, o de aguas naturales desinfectadas mediante sustancias químicas; no si contienen azúcar, jarabes etc.

(Extracto del comentario del Em. Cardenal Ottaviani)