OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

domingo, 13 de octubre de 2013

SOBRE EL EVANGELIO DEL XXI DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Señor, enséñame a perdonar con generosidad y otórgame lárgamente tu perdón
“¿Quién hay, Señor, que no sea deudor tuyo? ¿Quién que no tenga por deudor a algún hermano? Por eso en tu justicia has establecido que tu regla de conducta para conmigo, tu deudor, sea la que yo siga con quien es deudor mío. Por lo tanto, pues que también yo he pecado, ¡y cuánto!, tengo que ser indulgente con quien me pide perdón. Llegará, en efecto, el momento de la oración y entonces habré de decirte: “Perdóname, Señor, mis deudas”. Y ¡cómo! Yo pongo la condición, yo mismo fijo la ley: “Perdona como yo perdono”.

“Dos breves sentencias, Señor, has hecho registrar en el Evangelio: “Perdona y se os perdonará, dad y se os dará”. Esta es mi oración: yo te pido perdón de mi pecado, y Tú quieres que haya alguno a quien yo perdone”

“Así como el mendigo me pide a mi limosna, yo soy, Señor, tu pordiosero, que estoy a la puerta del padre de familia, o mejor, me postro ante ella, suplicando con gemidos, por al ansia de recibir algo, y este algo eres Tú. El pobre me pide a mí pan, y yo ¿qué cosa te pido sino a Ti mismo que has dicho: Yo soy el Pan vivo bajado del cielo?”

“Para obtener perdón, perdonaré; condono a los otros, y se me condonará; pues quiero recibir, daré y me será dado”.

“¿Es tal vez para mí cosa ardua perdonar a quien me ofende? Recurriré a la oración. En vez de rechazar injuria con injuria, oraré pro el injuriador. Si me vienen ganas de responderle desabridamente, te hablaré a Ti, Señor, a favor suyo. Y luego recordaré que Tú prometes la vida eterna, pero mandas perdonar al hermano. Es como si me dijeses: “Tú que eres hombre, perdona a otro hombre, para que yo que soy Dios, pueda venir a ti”


San Agustín

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