¡Muera el pecado! |
En cierto modo debes tener más horror al pecado leve que
al grave, porque más fácilmente se comete, y pocas veces nos arrepentimos de
veras de él. ¡Cuántas palabras ociosas! ¡Cuántas acciones… cuántas omisiones…
en el comer, beber, vestir, andar, conversar, en casa, en la iglesia, en las
cosas de devoción, de obligación, en resistir las inspiraciones de tu Ángel
bueno! ¡Oh! Medítalo seriamente, que son más que los cabellos de tu cabeza…
Pondera los efectos que acusa en tu alma el pecado venial. La debilita para el
bien, le causa hastío y cansancio en el camino de la virtud, como atacada de la
perlesía no puede apenas dar un paso en
la vida espiritual… las gracias se retiran, Dios cobra hastío de ella y empieza
a vomitarla, y está en gran peligro de caer en pecado mortal… ¿Y aún dirás que
el pecado venial es nada, un escrúpulo de gentes timoratas?
Santa Teresa de
Jesús
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