¡¡¡Nada contra mi Dios!!! |
El pecado venial es una ofensa, aunque leve, que la
criatura hace al Criador. Yo no sé, hija mía, cómo puede llamarse leve o chico
un pecado con que la criatura, vil gusanillo, ofende y disgusta a su Criador,
sobre todo si es hecho con advertencia; que ofensa grande parece el decir el
hombre a Dios: Aunque veo que con esto os disgusto, prefiero mi contentamiento
al vuestro… ¿Es esto poca osadía y descaro?... pues esto haces, hija mía,
cuantas veces ofendes deliberadamente, aunque sea levemente, a tu Criador, a la
infinita Majestad de Dios… No es lícito cometer ningún pecado leve, aunque con
esto pudieses salvar a todos los hombres, y sacar del infierno a todos los
condenados, y libertar a todas las almas de las penas del purgatorio… es peor
mal un solo pecado venial que la destrucción del orbe entero, que la pérdida de
todas las almas y de todos los Ángeles y Santos, porque todos estos males son
infinitos, son males de la criatura, y el pecado, aunque leve, es una ofensa a
Dios, que es bien infinito. ¡Oh hija mía! ¡Tú tan poco que temes el pecado
venial! ¡Bebes la iniquidad como el agua! ¡¡¡Enmiéndate!!!
Santa Teresa de
Jesús
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