Heme aquí a los pies de mi Dios hecho carne, hecho niño por mi amor. Te adoro, te doy gracias, te amo... |
¡Oh dulcísimo Verbo encarnado! ¡Oh amabilísimo Niño Jesús! Heme aquí finalmente a tus pies: déjame contemplarte, déjame saciarme de tu hermosura, de tu bondad, de tu caridad, inmensa. Yo veo tu amor infinito vivo y palpitante en este tierno Niño que me sonríe y me tiende sus manecitas. ¡Y este Niño eres Tú mismo, oh Dios mío! ¿Cómo podré pagarte tan excesivo amor?
Allelúia!!!
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