OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

domingo, 1 de diciembre de 2013

TEMPUS ADVENTUS

El Señor está para venir... Me pongo en su presencia, para salir a su encuentro con todo el ardor de mi voluntad
¡Oh Dios mío, Verbo del Padre, que te haces carne por nuestro amor y tomas un cuerpo mortal para poder sufrir e inmolarte por nosotros! Yo quisiera prepararme a tu venida con los ardientes deseos de los profetas y de los justos que en  Antiguo Testamento suspiraron por Ti, único Salvador y Redentor.

“Envía, oh Señor, al que has de enviar… Ven y líbranos, según tu promesa” Yo quisiera celebrar en mi alma un continuo Adviento, fomentando en ella una aspiración continua, una incesante expectación de este gran Misterio en que el Verbo se encarna, para descubrirnos los abismos de tu misericordia redentora y santificadora.

¡Oh Señor, no permitas que en mí se frustre aquel infinito amor que te llevó a encarnarte por mi salvación! Mi pobre alma tiene mucha necesidad de Ti y a Ti suspira como a médico piadosísimo, el único que puede curar sus heridas y levantarla del enervamiento y de la tibieza en que yace, infundiéndole nuevo vigor, nuevos arrestos y nueva vida. Ven, Señor, que yo quiero disponerme a la acción de tu gracia con un corazón humilde y dócil, dispuesto a dejarme curar, purificar y moldear por Ti. Si, con tu ayuda quiero llevar a cabo cualquier sacrificio, quiero renunciar a todo aquello que pueda retardar en mí tu obra redentora.

Despliega, oh Señor, tu poder y ven... ven y no tardes ya más…

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