OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

sábado, 11 de enero de 2014

¿POR QUÉ TRABAJAS?

Siguiendo la serie de entradas (ver AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ), sobre el tema del trabajo, que hemos tenido un toco abandonadas, continuamos con esta…  

El significado de nuestro trabajo es predicar con el ejemplo, llevando a Dios a nuestro día a día y al de los demás
El trabajo es, además, medio de apostolado. Comenzando por el apostolado del ejemplo y continuando por la labor de proselitismo, particularmente eficaz en ese influjo horizontal del igual por el igual.

Es también medio de solidaridad entre los que participan de una tarea común en las grandes “colmenas de trabajo” que son las empresas modernas.

Conocemos más de un obrero que se dejó conquistar por Cristo ante el ejemplo de un compañero que, por amor a los demás, cargaba siempre sobre sí los trabajos más penosos.

DOS BOTONES DE MUESTRA

Norteamérica. A un profesor de una Escuela de Ingenieros le ofrecen el puesto de director de una gran Empresa constructora de automóviles, con sueldo triple del que gana como profesor.

Después de una madura reflexión llega a la conclusión de que él es más útil a la sociedad en el puesto de profesor, por el que siente especial vocación. En consecuencia, desecha la oferta.

España. Una gran factoría. Un obrero especialmente dotado trabaja incansablemente con apóstol en su ambiente. Su jornal es muy bajo, y en su casa hay hambre. La Dirección la ofrece un puesto en las oficinas, con ventaja económica y mayor rango social. A los pies del Crucifijo comprende que su mejora individual supondría un retroceso de la causa de Cristo en su actual taller. Y renuncia a ella.

Ya sé lo que pensará de éstos la gente: que hicieron el “primo”. Pero también sé lo que de ello piensa Dios.

EL TITIRITERO

Es un cuentecito de nuestra infancia.

Érase un buen titiritero que pasó los mejores años de si vida corriendo de circo en circo y de plaza en plaza para hacer las delicias de chicos y grandes.

Queriendo dedicar íntegramente a Dios sus últimos años, pidió entrada en un convento de frailes que en lo alto de la montaña cantaban a todas horas las alabanzas del Señor.

Poco sabía de letras nuestro buen titiritero, y fue necesario que uno de los hermanos se consagrara a enseñarle. Pero como si no. Pasaban los meses y apenas se apreciaban progresos.

Comenzó a entristecerse nuestro hombre, pensando que iba a verse obligado a abandonar el convento.

Pero él quería mucho a Dios y a la Santísima Virgen, y no quiso marcharse sin dedicarles un ofrenda.

Pensó: “Otros saben rezar y cantar, y ofrecen sus rezos y cánticos. Yo no sé más que hacer títeres un poco torpemente ya, porque los años no pasan en balde. Ofreceré el Señor y a su Madre todo lo mejor que sé hacer”.

Y en efecto. Aquella noche, cuando toda la comunidad se hubo retirado, él se dirigió a la capilla del convento. Avanzó hasta el presbiterio, y allí, después de quitarse el tosco sayal, ofreció a la Virgen, cuya imagen presidía la capilla, todo lo mejor de su repertorio.

La cosa su repitió todas las noches. Y era para él un suave gozo el pensar que su vida no era del todo inútil ante Dios.

Una noche, cuando más afanoso se encontraba dedicado a su tarea, acertó a penetrar en la capilla otro fraile. Sorprendido y escandalizado, vio al titiritero que, en mangas de camisa, realizaba sus más variadas piruetas al pie del altar. Ante lo insólito del caso se creyó obligado a poner el hecho en conocimiento del Padre Prior, y ambos, la noche siguiente, se apostaron bajo el coro, esperando el momento en que el atrevido se presentara de nuevo en la capilla.

Dieron las doce y viéronle entrar cautelosamente. Llegado al presbiterio, se arrodilló unos minutos ente la imagen de la Virgen. Después, despojándose de su hábito, comenzó la fiesta.

Durante largo rato fue exhibiendo las más arriesgadas cabriolas. Parecía crecerse más y más a medida que el cansancio iba invadiéndole.

Varias veces estuvieron tentados los dos frailes de interrumpir la profana exhibición. Pero una especie de presentimiento les detuvo. Finalmente, cuando, empapado en sudor, nuestro titiritero quedó tendido junto al altar. Apenas habían dado unos pasos, cuando sus ojos atónitos contemplaron una escena inesperada.

La imagen de la Virgen cobró vida y, levantándose, bajó hasta su siervo jadeante. Sacando entonces un pañuelo, enjugó cariñosamente su rostro y colocó sobre él el hábito abandonado, para defenderle con su tibio calor.

Entonces comprendieron los dos frailes que el trabajo del titiritero era subida oración. (Continuará...) 

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