ORATIO
Ecclésiam tuam, Deus, beáti Antónii Confessóris tui atque Doctóris solémnitas votíva laetíficet: ut spirituálibus semper muniátur auxíliis, et gáudiis pérfrui meréatur aetérnis. Per Dóminum.
FELIZ ALUMBRAMIENTO
En el “Libro de los milagros”, obra de autor anónimo, pero extracto fiel de la de Wadingo, se narra la confianza que puso en Fr. Antonio una distinguida matrona, rogándole intercediera por ella, para que el Señor le proporcionara feliz alumbramiento. Entonces el siervo de Dios, enternecido por el ruego de la que iba a ser madre, la consoló dulcemente y profetizó diciendo: “Regocíjate; porque tendrás un hijo que dará mucha gloria a la Iglesia. Será Fraile Menor y morirá mártir por Cristo”.
Tal predicción tuvo exacto cumplimiento. Al tener la edad precisa, ingresó el hijo en la Orden Franciscana, con el nombre de Fr. Felipe. Fue fiel a su vocación religiosa y mereció ser misionero entre los mahometanos, por cuya evangelización trabajó incansablemente, hasta ser encerrado en un lóbrego calabozo. Condenado con otros muchos cautivos, pidió ser el último en el suplicio, con el fin de alentarlos en tan doloroso trance. Todos ello murieron mártires y el último Fr. Felipe, con el cual se ensañaron particularmente los sarracenos, cortándole brazos, piernas y lengua, en distintos tiempos, antes de darle el golpe de gracia, que separó su cabeza del tronco.
Del libro “Milagros de San Antonio” de Fr. Antonio Corredor García O.F.M.
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