"et fiet unum ovile et unus pastor" (Secundum Ioannem 10, 16) |
¡Oh Padre eterno!, que por vuestro amor infinitamente
misericordioso, enviasteis al mundo a vuestro Hijo Unigénito, Jesucristo, para
que, constituido nuestro abogado, intercediese por nosotros; acordaos de la
oración que aquel Corazón Divino, inflamado de amor a Vos y a los hombres,
exhaló, después de su sacrificio Eucarístico, momentos antes de entregarse para
la Redención
del mundo, según vuestros amorosos designios:
“Padre Santo, os
ruego hagáis que todos los que me habéis dado, sean una sola cosa; como Vos y
Yo somos una sola cosa; como Vos en Mí y Yo en Vos, para que el mundo crea que
Vos me habéis enviado; Yo en ellos y Vos en Mí, a fin de que todos sean
consumados en la unidad y conozca el mundo que Vos me habéis enviado y que los
amáis a ellos como a Mí me habéis amado”
No permitáis, ¡oh Padre Celestial!, por la honra y gloria de
vuestro Hijo y vuestra, que se acabe el mundo sin que las supremas ansias del
Corazón Sacratísimo de Jesús se vean plenamente cumplidas. Haced, os lo suplicamos,
que todos los católicos y todas sus Instituciones estén siempre íntimamente
unidas entre sí. Haced que todas las Iglesias, se conviertan a la fe en el
Primado infalible de Pedro y de sus sucesores. Atraed al único aprisco de
vuestra Iglesia Católica Romana, a todas las ovejas descarriadas en el cisma o
la herejía. Haced que conozcan al Divino Pastor los pobres mahometanos y
paganos. Venced la contumacia de los desgraciados judíos para que al fin
reconozcan a su verdadero Rey y Salvador.
Os lo pedimos unido todos espiritualmente, por el Corazón de
vuestro mismo Hijo Jesucristo, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén
NOTA IMPORTANTE SOBRE
LA ORACIÓN ANTERIOR
La oración de la
Unión , compuesta por el Padre Vallet, debe comprenderse bien.
No se trata aquí de ninguna manera de aceptar el error, de favorecer la mentira
o de agradar a la gente diciendo lo mismo que ellos, no porque sea la verdad,
sino para no causarles disgusto. No olvidemos las palabras de Pío XII a la Compañía de Jesús del 17
de septiembre de 1946:
“Tiéndase una mano
amiga a los que yerran. Pero para con las opiniones erróneas, no se tenga
ninguna indulgencia”
Y estas palabras, más graves aún, de “Humani Generis”:
“… arrebatados por un
imprudente “irenismo”, algunos parecen considerar como óbice para restablecer
la unidad fraterna, lo que se funda en las mismas leyes y principios dados por
Cristo y en las instituciones por Él fundadas, o lo que constituye la defensa y
el sostenimiento de la integridad de la fe; cayendo lo cual, se unirían, sí,
todas las cosas, mas sólo en la común ruina”
No hay comentarios:
Publicar un comentario