OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

jueves, 26 de noviembre de 2009

DECLARACIÓN DE 1974 DE MONS. LEFEBVRE


Nos adherimos de todo corazón, con toda el alma a la Roma católica, guardiana de la Fe católica y de las tradiciones necesarias para el mantenimiento de esa Fe, a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad.

En cambio, nos negamos (como nos hemos negado siempre) a seguir la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante, que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II, y después del Concilio, en todas la reformas que de él surgieron.

En efecto, todas esas reformas han contribuido y siguen contribuyendo a la destrucción de la Iglesia, a la ruina del Sacerdocio, a la aniquilación del Sacrificio y de los Sacramentos, a la desaparición de la vida religiosa, a una enseñanza naturalista y teilhardiana en las universidades, los seminarios, la catequesis, enseñanza surgida del liberalismo y del protestantismo condenados repetidas veces por el Magisterio de la Iglesia.

Ninguna autoridad, ni siquiera la más elevada jerarquía, puede obligarnos a abandonar o disminuir nuestra Fe católica, claramente expresada y profesada por el Magisterio de la Iglesia desde hace diecinueve siglos.

"Pero aunque nosotros mismos (dice San Pablo) o un ángel del Cielo os anunciase otro Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema" (Gálatas 1, 8).

¿No es eso lo que hoy en día nos repite el Santo Padre? Y si manifestase cierta contradicción en sus palabras y en sus actos así como en los actos de los dicasterios, entonces optamos por lo que siempre se ha enseñado y hacemos oídos sordos a las novedades destructoras de la Iglesia.

No se puede modificar profundamente la "lex orandi" sin modificar la "lex credendi". A Misa nueva corresponde catecismo nuevo, sacerdocio nuevo, seminarios nuevos, universidades nuevas, iglesia carismática, pentecostalista, cosas todas contrarias a la ortodoxia y al Magisterio de siempre.

Esta reforma, por haber surgido del liberalismo, del modernismo, está completamente emponzoñada; sale de la herejía y desemboca en la herejía, aún cuando todos sus actos no sean formalmente heréticos. Resulta, pues, imposible a todo católico consciente y fiel adoptar esta reforma y someterse a ella, de cualquier manera que sea.

La única actitud de fidelidad a la Iglesia y a la doctrina católica, para nuestra salvación, es el rechazo categórico de la aceptación de la Reforma.

Por eso, sin rebeliones, sin amarguras, sin resentimientos, proseguimos nuestra obra de formación sacerdotal a la luz del Magisterio de siempre, persuadidos de que podemos rendir mejor servicio a la Santa Iglesia Católica, al Sumo Pontífice y a las generaciones futuras.

Por eso nos atenemos firmemente a todo lo que fue creído y practicado, en la Fe, las costumbres, el culto, la enseñanza del catecismo, la formación del sacerdote, la institución de la Iglesia, por la Iglesia de siempre y a todo lo que codificado en los libros publicados antes de la influencia modernista del Concilio, a la espera de que la luz verdadera de la Tradición disipe las tinieblas que obscurecen el cielo de la Roma Eterna.

Al obrar así, con la gracia de Dios, el auxilio de la Virgen María, de San José, de San Pío X, estamos convencidos de que permanecemos fieles a la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, a todos los sucesores de Pedro, y de ser los "fideles dispensatores mysteriorum Domini Nostri Jesu Christi in Spiritu Sancto". AMEN.


Ecône, 21 de noviembre de 1974

2 comentarios:

  1. VER:
    http://catolicidad-catolicidad.blogspot.com/2009/11/arrastras-una-cruz.html

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  2. Muchas veces cuando vemos consecuencias graves de algo, tampoco se trata de volver al momento inmediato anterior, sino que se trataría de ver las causas auténticamente nucleares y su resolución.
    Lo que falta es la vivencia del Evangelio, del mandato de Jesús del amor.

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