OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

lunes, 31 de enero de 2011

LA PRIMAVERA DEL POSTCONCILIO


Este indeseable es, Mons. Christian Nourrichard, obispo de la diócesis de Évreux (Francia), que entre otras cosas concelebra con Anglicanos en “ordenaciones” de mujeres que abre mezquitas y que en el ofertorio presenta al altar escritos alabando a Alá y a su “profeta”, que en su boletín diocesano publica artículos despreciando la idea “medieval” de la transubstanciación y enseñando que la Eucaristía es sólo un símbolo.


Y el segundo indeseable es, Mons. Jacques Gaillot, predecesor del anterior, que también dice lindezas como esta.


Aquí vemos de nuevo los frutos del "Nuevo Pentecostés"


Fuente "Pro Misa Tradicional en Ciudad Real"

jueves, 27 de enero de 2011

CUÁL ES LA VIRTUD Y EL ORIGEN DE LAS CEREMONIAS EN LOS SACRAMENTOS


A estas partes se añaden las ceremonias, las cuales, si bien no pueden omitirse sin pecado, a no obligar a otra cosa la necesidad; sin embargo, si alguna vez se omiten, toda vez que no atañen a la esencia sacramental, debemos persuadirnos de que nada se diminuye el valor real del sacramento. En efecto, con razón se observó siempre, desde los primeros siglos de la Iglesia, administrar los sacramentos con ciertas ceremonias solemnes. Porque, en primer lugar, fue muy conveniente dar a los sagrados misterios tal culto religioso, que se manifieste que tratamos santamente las cosas santas; además, las ceremonias declaran más y ponen como la vista los efectos que obra el sacramento, e infunden más profundamente en el corazón de los fieles su santidad. Por otra parte, elevan a la contemplación de las cosas más sublimes a las almas de los que las consideran y observan atentamente, y excitan en ellas la fe y la caridad; en virtud de lo cual, se debe poner el mayor cuidado y celo en que los fieles conozcan y se penetren bien del valor de las ceremonias con que se administran todos los sacramentos.

Del "Catecismo Romano del Concilio de Trento"



¡¡¡ASÍ NO!!!

martes, 18 de enero de 2011

LOS "KIKOS" Y SUS COSAS


Lamentable crítica de la Cofundadora de los "Kikos" al anterior Prefecto del Culto Divino.

Para leer el artículo pinchar sobre la imagen.

Fuente "Pro Misa Tradicional en Ciudad Real"

SU SANTIDAD LEÓN XIII


Según la versión generalmente más aceptada sobre lo sucedido el día 13 de octubre de 1884, después que el Papa León XIII acabase de celebrar la Santa Misa en la Capilla Vaticana (rodeado por algunos Cardenales y dignatarios del Vaticano), se detuvo momentáneamente al pie del altar. Permaneció en pie unos diez minutos, como en éxtasis, con el rostro iluminado. A continuación marchó a su despacho y compuso la oración a San Miguel Arcángel, dando instrucciones para que fuese recitada por doquier después de terminada cada Misa.

Cuando se le preguntó por lo ocurrido, explicó que, cuando se disponía a abandonar las gradas del altar, oyó claramente unas voces: dos veces, una dulce y suave, otra gutural y dura, que parecían venir del lado del Sagrario. Al aguzar el oído, oyó la siguiente conversación:

La voz gutural. la de Satanás en su orgullo, gritando al Señor: "Yo puedo destruir tu Iglesia."
La voz del Señor:"¿Tú puedes? Pues entonces hazlo."
Satanás:"Para ello necesito más tiempo y poder."
Nuestro Señor:"¿Cuánto tiempo? ¿cuánto poder?."
Satanás:"De 75 a 100, y un poder mayor sobre quienes están puestos a tu servicio."
Nuestro Señor:"Tienes el tiempo, tendrás el poder. Haz con ello lo que quieras."
(Revista de la "Orden Secular de San Agustín". Diciembre de 1981. New York)

Lo que León XIII percibió el 13 de octubre de 1884, y que ha podido desconcertar a algunos, es lo que ocurría ya, agravado con el paso del tiempo, y lo que ocurre ahora mismo de modo absoluto; es la REALIDAD.

El conocimiento de todo esto provocó en el Pastor Supremo una viva reacción de defensa, que en el acto de tradujo, concretamente, en la prescripción de una plegaria después de terminada la Santa Misa, en la promulgación del "Exorcismo contra Satanás y los ángeles apóstatas". Era conveniente que el contenido de lo que prescribió, fuese explicado en la oración de San Miguel, a título de urgencia, para conjurar al Arcángel a actuar sobre el terreno.

El que tenga entendimiento... que entienda...

(
Cogido de la publicación que realizó la “Hermandad Sacerdotal San Pío X” del “Exorcismo contra Satanás y los espíritus malignos” del año 1988)

lunes, 17 de enero de 2011

SOBRE LA BEATIFICACIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II


Para comprender mejor lo que fue Mons. Wojtyla antes de convertirse en Juan Pablo II podemos recordar algunos comentarios de la prensa en el momento de su elección.

“… Karol Wojtyla es más progresista que su compatriota el Cardenal Wyszynski. Ha transformado los métodos de enseñanza del seminario de su diócesis para acercarlos al mundo contemporáneo. Modesto por la presencia del cardenal Wyszynski, que encarna “la Iglesia de los mártires”, no habría dado su verdadera capacidad en su país de origen (“Le Matin”, 17 de octubre de 1978).

Un artículo de Alain Woodrow en “Le Monde” expresa el “riesgo” que podría representar el nuevo Papa por su formación filosófica:

“Juan Pablo II es un poco doctrinado, razona más de manera deductiva que inductiva, partiendo de principios y no de lo vivido. Su formación es menos tomista que existencialista (quizás a causa de la influencia de Scherle) y su curiosidad intelectual no tiene límite… en el Concilio Vaticano II ha defendido el documento sobre la libertad religiosa y se ha opuesto a los que querían publicar una condena severa del ateísmo…”

La reacción del Hermano Roger de Taizé, nos es transmitida también por “Le Monde”:

“Muy ecuménico, el Papa Juan Pablo II es ante todo pastoral y está atento al hombre contemporáneo. Dará un nuevo impulso a la universalidad de la Iglesia. Como arzobispo de Cracovia ha venido a Taizé en dos ocasiones y he podido también apreciar su valor humano, siendo su invitado en Polonia…”

Damaskinos, portavoz del patriarcado ortodoxo de Constantinopla, reacciona así en “Le Monde” (18 de octubre de 1978):

“Juan Pablo II renueva la sangre de la Iglesia Católica. Proseguirá la apertura ecuménica y la continuidad del espíritu del Vaticano II… habrá una voluntad de apertura hacia los países del Este.”

Todos estos comentarios estaban justificados, basta recordar algunas declaraciones de Mons. Wojtyla después del Concilio.

La primera es la del 22 de septiembre de 1965, en el curso del debate sobre la libertad religiosa:

“La declaración sobre el derecho de la persona y de las comunidades en materia religiosa se refiere a los poderes civiles, pero sobre todo a la persona humana… La definición de los límites de la libertad religiosa debería estar fundada sobre la ley moral.” (Documento Catholique 1965, págs. 1.798-1799).

Ya vemos aquí la tendencia a creer que todo el que practica su culto está orientado hacia Dios y que esto consiste la dignidad propia del hombre. Sin embargo, un culto erróneo por sí mismo no puede sino apartar a las almas de Dios. Además, la ley moral debe referirse siempre a la norma objetiva de la verdad o de la falsedad de la religión de la que se trate.
La segunda declaración es del 28 de septiembre de 1965 y se refiere al ateísmo:

“El ateísmo debería ser estudiado con ayuda de la sociología y de la psicología, no como negación de Dios, sino más bien como estado de conciencia de la persona humana” (Documentación Catholique 1965, pág. 1888).

En las entrevistas que mantuvo el Cardenal Wojtyla con el Padre Malinski en Roma, en 1963, aquél manifiesta su opinión sobre la finalidad del Concilio:

“En menos de cuatros años la situación en el interior de la Iglesia ha cambiado increíblemente. Sobre todo en el mundo católico se levantan fervorosas voces para pedir una nueva lectura atenta del Evangelio. Un nuevo clima, el de una voluntad de acercamiento recíproco, ha nacido en las relaciones entre las diversas Iglesias Cristianas… no solamente los obispos, las universidades católicas y los superiores generales de las congregaciones han expresado sus opiniones respecto a los problemas conciliares, sino también un gran porcentaje de católicos laicos e incluso de no católicos. Teólogos tan eminentes como Henri de Lubac, J. Daniélou, Y. Congar, H. Küng, R. Lombarda, Kart Rahner y otros, han jugado un papel extraordinario en los trabajos preparatorios.

El objetivo de Juan XXIII era ante todo la unidad de los cristianos; se han dado pasos de gigante en este camino. La Iglesia está persuadida, como jamás lo estuvo, que lo que une a todos los cristianos es más fuerte que lo que los divide. La nostalgia de la unidad de los cristianos forma un todo con la de la unidad de todo el género humano. La nueva concepción de la idea del pueblo de Dios ha reemplazado a la antigua verdad sobre la posibilidad de redención fuera de las fronteras visibles de la Iglesia. Este hecho, muestra la actitud de la Iglesia hacia las otras religiones que está basada en el reconocimiento de los valores espirituales, humanos y cristianos a la vez, contenidos en religiones tales como el islamismo, el budismo, el hinduismo… La Iglesia quiere entablar un diálogo con los representantes de estas religiones. Y aquí, el judaísmo ocupa un lugar muy especial. El proyecto de la futura declaración habla claramente de la unidad espiritual entre los cristianos y el judaísmo.

La Iglesia se preocupa del diálogo con los no creyentes que tienen una importancia capital en nuestra época donde, por primera vez en le historia, la incredulidad y el ateísmo aparecen como fenómenos de masas. La Iglesia intenta describir las causas y los orígenes del ateísmo y los busca tanto en su propio seno, como en el exterior. La Iglesia comprende que la tendencia actual, con miras hacia la liberación del hombre y su liberación de todas las alineaciones, que se manifiestan bajo la forma del ateísmo, puede ser una manera de buscar a Dios.” (Malinski, ob. Cit. Pág. 189).

Sobre el futuro de la Iglesia y las orientaciones del Concilio encontramos estas reveladoras ideas:

“Ante todo, se trata de revalorizar la autoridad de cada obispo y de promover la descentralización en el interior de la Iglesia, así como volver al principio de la colegialidad, revisar los métodos pastorales en vigor hasta ahora. Introducir expresamente nuevos métodos y formas a veces muy audaces. También está la cuestión de la universalidad de la Iglesia; es todo un cambio de actitud hacia las antiguas culturas de los pueblos no europeos. Hay que desoccidentalizar a la cristiandad… al católico necesita africanizarse, indianizarse, japonizarse... Sabemos que todo esto no es sencillo, ni fácil de realizar. Es al fin de la era de Constantino, caracterizada pro el entendimiento estricto entre el altar y el trono, entre la Iglesia y el Estado, ilustrado en el más alto grado por el nacimiento del Sacro Imperio Romano en el siglo noveno. Estamos ante un grave problema: la elaboración de formas nuevas en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, el derecho de la Iglesia y la libertad religiosa. Yendo más lejos, hay que hablar de la revalorización de los laicos en la Iglesia y en fin, del desarrollo de las ideas ecuménicas a una escala desconocida hasta el presente en la historia de la Iglesia.” (Malinski, pb. Cit. pág. 191).

Estas citas son muy importantes, pues demuestran que desde 1963, Mons. Wojtyla estaba ganado por los errores modernistas que están destruyendo a la Iglesia desde hace veinticinco años.

Primero, el derecho a la libertad religiosa, “elaboración de nuevas formas de relación entre la Iglesia y el Estado”, es decir, la secularización del Estado, el rechazo al Estado Católico.

Después. La colegialidad, promoción de la “descentralización en el interior de la Iglesia”, es decir, la importancia creciente de las Conferencias Episcopales y la “revalorización de los laicos”, que lleva consigo la destrucción de la autoridad.

En fin, el ecumenismo, es decir, el “reconocimiento de los valores espirituales contenidos en las otras religiones”, especialmente el judaísmo.

Que no se nos diga que el Papa, (Juan Pablo II), no puede hacer nada porque está mal rodeado, quizás lo esté, pero queda claro que si hoy actúa así, es porque hace más de veinticinco años tenía las mismas convicciones y el mismo programa. Programa muy sencillo que queda resumido en tres puntos; Libertad Religiosa, Colegialidad y Ecumenismo. Estos tres puntos nos incitan a reconocer otra teología, la que sirve de bandera a la masonería: Libertad, Igualdad, Fraternidad.


Del libro "Pedro ¿me amas?" de Daniel Le Roux. Año 1989

miércoles, 12 de enero de 2011

EL CRISTIANO ANTE LA MUERTE, V

EL NUEVO TESTAMENTO

Aunque la revelación del Nuevo Testamento sobre la muerte puede ser expuesta de muy diversos modos, parece que será mejor para nuestro propósito el examinar, primeramente, los testimonios de las reacciones de Cristo enfrente de la muerte; y, finalmente, sus enseñanzas a cerca de la muerte para el cristiano. Al reflexionar sobre esta revelación no hay que condescender con una fantasía mórbida, ni alimentar una falsa melancolía, sino creer en el conocimiento de un hecho sobrenatural, en la comprensión, de un misterio que fue revelado sobre la Cruz y manifestado en la gloria del Domingo de Resurrección.


LA DOCTRINA DE JESUS SOBRE LA MUERTE

La doctrina de Jesús sobre la muerte y la resurrección es clara e inequívoca. Cuando hizo frente al problema propuesto por lo Saduceos, que “dicen que no hay resurrección” (Hech. 23, 8), su respuesta fue directa: “Estáis en un error ni conocéis las Escrituras ni el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento… Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que Dios ha dicho: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos sino de vivos” (S. Mat. 22, 29-32).

La ignorancia de las Escrituras llevó el error a los Saduceos. De aquí que los hermanos del rico Epulón sean incitados a acudir a la Escritura: “Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen” (S. Lc. 16, 29). La revelación del Antiguo Testamento, aunque era gradual e incompleta, era el medio para preparar los corazones de los hombres a las enseñanzas de la Palabra. Solamente la ceguera de los Saduceos y su ignorancia de esta Palabra podían explicar su error acerca de la resurrección y de la otra vida.

Además, el poder de Dios, tan claramente manifestado en las Escrituras, es el poder del Dios de los vivos. Si la lógica de la última parte del argumento de Jesús en S. Mat. 22, 29-32 (señalado arriba) se nos escapa a nosotros, no se le escapa a sus interlocutores, que le reconocían como un experto en exégesis rabínica, y “se maravillaban de su doctrina”. El Dios vivo no podría ser llamado el Dios de los vivos, si no tuviera poder para hacer volver de la muerte a la vida.


REACCIÓN DE CRISTO ANTE EL HECHO DE LA MUERTE

Más instructivo aún que su doctrina sobre el problema de la muerte es la reacción de Cristo ante el hecho de la muerte. Esto es algo que podemos apreciar y compartir, al sufrir, impotentes, ante el cadáver de un ser querido. En la narración de la resurrección de Lázaro (S. Jn. 11, 1ss) nos encontramos con un hecho repetido hasta la saciedad: Jesús amaba. “El que amas está enfermo”. “Jesús amaba a Marta y a su hermana María y a Lázaro”. “Los judíos decían: ¡Mira cómo le amaba!” Y cariñosos, Jesús “se conmovió hondamente y se turbó… Jesús lloró”. Un cristiano nunca debería olvidar que la tristeza de Cristo y las lágrimas de Cristo, santificaron la tristeza que sentimos y las lágrimas que derramamos ante la muerte de nuestros seres queridos.

¿Es qué no era suficiente el consuelo de Marta: “yo sé que resucitará en la resurrección, en el último día”? Marta expresaba una esperanza. Y es de la esencia de la esperanza el que su objeto exista y esté ausente. Semejante, un cristiano cree en la Resurrección; espera en ella; pero aun con todo llora porque su amado, ahora, está muerto. Los ornamentos negros usados por el sacerdote en la Misa de difuntos, son el propio signo de la Iglesia “que se conmueve hondamente y se turba”. La Iglesia siempre se acuerda de Aquel que, aunque conocía el poder de Dios, lloró; de Aquel que, porque El are el poder de Dios (1 Cor. 1, 24), dijo “Lázaro, sal fuera”. En su liturgia de la muerte, la Iglesia contempla la tristeza y la esperanza de Aquel que dijo:

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí ni morirá para siempre. ¿Crees tú esto?” (S. Jn. 11, 25-26)

Pero, como los Padres de la Iglesia nunca se cansan de repetir, Cristo no sólo nos enseñó con la palabra, sino también con su ejemplo. El no sólo nos enseñó cómo hemos de vivir, sino además cómo hemos de morir. La contemplación de la Pasión y Muerte de Cristo ha sido la inspiración de los más heroicos, el consuelo de aquellos que mueren en la soledad, y el solaz de aquellos que parten de esta vida “en la señal de la fe y ahora duermen el sueño de la paz”. Entonces, ¿cómo murió Cristo?

Es esperanzador el contraste de la muerte de Cristo con la de cualquier otra persona conocida nuestra. Actualmente, nadie ha sacado tan penetrantemente el contraste entre la muerte de Cristo y la de Sócrates como Oscar Cullmann. En la muerte de Sócrates no existe ningún miedo porque la inmortalidad del alma era su consuelo; no existe ningún miedo temblor porque la liberación del cuerpo era su gran deseo; existe una paz y una compostura perfectas porque Sócrates no tenía amor por los bienes de este mundo. Sócrates rodeado por sus discípulos les enseñaba la inmortalidad del alma. En este momento, como todos los buenos maestros, no sólo enseñó con un argumento elaborado y una prueba bien razonada, sino que enseñó la inmortalidad viviendo su doctrina. Con todo, en cierto sentido, Sócrates no enseñó a sus discípulos a morir porque sencillamente no murió.

La muerte de Jesús, sin embargo, fue agonía, pasión y renuncia. Jesús conocía la muerte que le esperaba y, ante su vista, “comenzó a sentir temor y angustia, y les decía: “triste está mi alma hasta la muerte” (S. Mc. 14, 33-34). Completamente humano, el Modelo de la Humanidad temió a la muerte; no a los hombres que se la darían ni al dolor y agonía que la preceden, sino a la muerte misma, a la muerte “el último enemigo” (1 Cor. 15, 26). La muerte es el enemigo de Aquel “en quien estaba la vida”. Jesús no podía como Sócrates, dar la bienvenida a la muerte como a un amigo; El oraba: “Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino la que quieras tú” (S. Mc. 14, 36)

“Entonces ellos le crucificaron… Era ya como la hora sexta, y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona. Jesús, dando una gran voz, dijo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¡Abandonado!, abandonado en las manos del último enemigo, la muerte. “El sol se obscureció y el velo del Templo se rasgó por medio. Y Jesús, dando una gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu… E inclinado la cabeza, entregó su espíritu” (S. Lc. 23, 44ss; S. Jn. 19, 30)

Tal fue la muerte de Jesús. Su conquista del último enemigo. Existió todo el tumulto de la batalla, la lucha hasta el fin entre la vida y la muerte. El, el Mediador de la Salvación, tuvo que conquistar, no sólo el pecado sino “la paga del pecado”, la muerte. Su victoria no fue ganada como en el caso de Sócrates, por el simple hecho de vivir, ni por ser sencillamente inmortal. El único modo de conquistar el enemigo, la muerte, era el entrar en su propio territorio, el entrar en los dominios de la muerte, el morir. “Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo fajaron con bandas y aromas… y le depositaron en un monumento cavado en la roca” (S. Jn. 19, 40; S. Lc. 23, 53).

La muerte de Jesús no fue exactamente una agonía y una pasión; fue más bien una sumisión, una entrega. Por esto al entrar en el mundo, El dijo:

“No quisiste sacrificios ni oblaciones, pero me has preparado un cuerpo… entonces Yo dije: Heme aquí que vengo… oh, Dios, para hacer tu voluntad” (Heb. 10, 5-7)

Si es verdad el decir que cada hombre nace para la muerte, con distinta más razón debemos decir que el Hijo del Hombre vivió para morir. Desde el primer momento de su Encarnación, su delicia fue el hacer la voluntad de Aquel que le envió. Desde el primer “Heme aquí que Yo vengo” al postrero “En tus manos encomiendo mi espíritu”, existe un continuo acto de amor entregado a la voluntad del Padre, un acto que resumía y consumaba toda una vida de obediencia amorosa. “Todo está consumado” (S. Jn. 19, 30).

Si sólo hubieran ocurrido los acontecimientos del Calvario, la muerte hubiera permanecido más incomprensible que nunca.

“Pero el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al monumento… y no hallaron el cuerpo del Señor Jesús… Y se les presentaron dos hombres que les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado” (S. Lc. 24, 1-7).

No existe un comentario mejor a la Cruz del Viernes Santo que la tumba vacía del Domingo de Resurrección. Aquello a lo que el Antiguo Testamento aludía con vaguedad, aquello que profetizaba obscuramente y prefiguraba imperfectamente, fue realizado, verificado y cumplido por la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Este es el mensaje del Nuevo Testamento:

“El aniquiló a la muerte y dio a luz a la vida y la incorrupción por medio del Evangelio, del cual yo he sido hecho heraldo, apóstol y doctor” (2 Tim. 1, 10,11) (Continuará...)

Colección "Teología para todos" de Stanley B. Marrow S. J.





viernes, 7 de enero de 2011

CÍRCULO CULTURAL "ANTONIO MOLLE LAZO"


Dr. D. Juan Matías Santos

sobre el tema

“El dimorfismo sexual del cerebro”.

Tendrá lugar (D.m.) en Madrid, el sábado 15 de enero, a las 19 h. en la Fundación Francisco Elías de Tejada (C/. José Abascal, ant. General Sanjurjo, 38 de Madrid, bajo izquierda; Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)

Autor de numerosas publicaciones científicas, D. Juan Matías Santos es licenciado en Medicina, especializado en Psiquiatría por la Universidad de Oxford y por la Washington University de EEUU y doctor por la Universidad de Salamanca. Ha ejercido su profesión en numerosos centros de salud en España y en el extranjero. Ha sido profesor en la Universidad de Cardiff y, más recientemente, en la Universidad Complutense donde ha ocupado el cargo de Coordinador del Centro de Neuropsiquiatría.


Una de las extravagancias del malhadado gobierno ZP ha sido crear un Ministerio de la Igualdad para acabar con el misterio de la desigualdad humana. Curiosamente, el propósito de ese engendro no ha sido eliminar las diferencias económicas, como cabría esperar del socialismo, sino las desigualdades naturales y, en especial, la que existe entre el varón y la hembra, que, por decisión gubernativa, se ha convertido en convención social modificable. A golpe de insensato decreto y dispendiosa propaganda parece desearse que los sexos ocupen el lugar de las clases sociales, que otrora eran el motor de la historia para los marxistas. De gran interés se augura lo que sobre los fundamentos de tan candente tema puede enseñarnos un renombrado psiquiatra como Juan Matías Santos, cuya especialización científica no le ha impedido tener una impresionante cultura literaria, política y filosófica.

miércoles, 5 de enero de 2011

DIE 6 IANUARII, IN EPIPHANIA DOMINI


La fiesta de la Epifanía que existía en Oriente y en ciertas Iglesias de Occidente antes de penetrar en Roma, parece haber sido en su origen una fiesta de la Navidad. El 6 de enero era para esas Iglesias lo que la Navidad para la Iglesia Romana. Introducida en Roma en la segunda mitad del siglo VI, se convirtió en el complemento y como coronamiento de la de Navidad.

Epifanía quiere decir manifestación. Lo que celebra hoy la Iglesia es la manifestación del Señor al mundo entero. Después de darse a conocer a los pastores, se revela a los Magos, venidos de Oriente para adorarle. Toda la tradición cristiana ha visto en los Magos las primicias de la gentilidad; ellos preceden a todos los pueblos de la tierra, de suerte que la Epifanía es una afirmación de la salvación universal. San León lo dice magníficamente en maitines, con palabras que hacen ver en la adoración de los Magos los comienzos de la fe cristiana, la hora en que el inmenso desfile del mundo pagano inicia su caminar para conseguir la estrella que le llama e ir a su Salvador.

Éste es el sentido pleno de la magnífica profecía de Isaías que nos ofrece la liturgia, tanto en el primer nocturno de maitines como en la epístola de la Santa Misa. Y este mismo pensamiento de redención universal lo vuelve a tomar la Iglesia para aplicárselo a sí misma, al cantar en las bodas de Caná, y el bautismo de sus hijos, anunciado por el de Jesús en las aguas del río Jordán. La Epifanía era antiguamente un día subsidiario de bautismo.


Fuente; Misal Diario y Vesperal de Gaspar Lefebvre y los Monjes Benedictinos de la Abadía de San Andrés


Les recomiendo la lectura de este artículo, que seguro que les emocionará "Los Reyes Magos son verdad"

martes, 4 de enero de 2011

MONUMENTOS A LOS CAÍDOS

Placa en homenaje a los CAÍDOS en El Ballestero (Albacete)


Placa en homenaje a los CAÍDOS en León


Placa en homenaje a los CAÍDOS en Segovia


Momumento a los CAÍDOS y a JOSÉ ANTONIO, derribado el año 2009 (Barcelona)


Monumento a los CAÍDOS en Segovia


Monumento a los CAÍDOS en Mota del Cuervo (Cuenca)


Entrada al Foso de Santa Elena (Castillo de Montjuic, Barcelona)


Foso de Santa Elena (Castillo de Montjuic, Barcelona)


Monumento a los CAÍDOS en Cervera de Pisuerga (Palencia)


sábado, 1 de enero de 2011

LA PRIMAVERA DEL POSTCONCILIO

Para empezar el año, les presento este desfile de impresentables...

¿para qué hacen falta las vinajeras?


"RR. PP." Escolapios (España)


"RR. MM." Dominicas (USA)


¡¡¡qué tiemble Bisbal!!!


esto... la verdad es que no sé como calificarlo


ahora al que le toca temblar es a "Bon Jovi", que va este...


este anda un poco despistao, buscando la iglesia...


perdónenme pero para hacer esto y con esta "pose", hay que haber fumao algo...


igualito que "Peret"


el de la guitarra es igualito al "sevilla" de los "mojinos escozios"


"había una vez un circo..."


si Don Miguel de la Quadra Salcedo viese esto, al "Pater" le iba a faltar selva para correr...


estos están esperando a "Heidi" (fíjense en la cara de aburrimiento del "oficiante")


esto se supone que son las "ofrendas" (como han engañado a los pobres fieles)

Estos son los frutos del Concilio Vaticano II, los frutos del "Nuevo Pentecostés"... frutos amargos. Y que no nos digan que es una mala interpretación del Concilio, porque la verdad no da pie a varias interpretaciones. La Verdad es clara y concisa, como los demás Concilios de la Iglesia que nunca dejaron oportunidad para otras interpretaciones.