OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

sábado, 21 de marzo de 2015

SOBRE LA NUEVA CONSAGRACIÓN DE MONS. WILLIAMSON DEL R.P. FAURE


Hoy es un día muy triste para la Iglesia. El Obispo Richard Williamson, expulsado de la Hermandad Sacerdotal San Pio X en 2012, ha procedido hoy a consagrar obispo al Padre Faure apelando a un "estado de necesidad" similar al de 1988 (cuando Ms. Lefebvre consagró cuatro obispos). La supuesta identidad entre las consagraciones de 1988 y esta de 2015 no corresponde con la realidad.

El comunicado de más abajo lo explica, pero básicamente la diferencia estriba en que Ms. Lefebvre apeló a Roma y ésta, aunque inicialmente le dijo que sí, al final le fue dando largas para de hecho evitar que hubiera obispos tradicionales que pudieran seguir ordenando sacerdotes; Ms. Lefebvre esperó años antes de tomar la decisión, pero ya pasaba de los 80 años y no podía morir sin dejar sucesores, por lo que el estado de necesidad era real y concreto. Aun así, acudió a Roma y, tras los obstáculos puestos, informó de su decisión final, siempre respetando la autoridad del Papa que le ponía en una situación de necesidad. Nada de eso ha hecho Ms. Williamson, quien no ha querido saber nada de Roma ni del Papa y hace la consagración básicamente porque quiere, sin dar cuentas a nadie de ello... Es decir, de hecho no está reconociendo al Papa y lo ignora hasta en los aspectos meramente formales. Además, existen al menos cuatro obispos que ordenan sacerdotes tradicionales, por lo que no hay ninguna necesidad de ordenar otro más. Es cierto que cuatro son pocos y alguno más sería necesario, pero aún no se trataba de un verdadero "estado de necesidad" (que en todo caso debe meditarse mejor, pues consagrar un obispo sin mandato pontificio es algo muy grave).

Si Ms. Williamson se encuentra en una situación de marginalidad ha sido por su propia actitud, no por la situación de la Iglesia. No es honesto situarse en la marginalidad para luego ponerla como excusa de una situación de necesidad. Por tanto su apelación al "estado de necesidad" es meramente dialéctica y no se corresponde con la realidad.

Jorge Garrido San Román

COMUNICADO DE LA CASA GENERAL DE LA FSSPX CON MOTIVO DE LA CONSAGRACIÓN EPISCOPAL DEL R.P. FAURE


Este 19 de marzo de 2015 Mons. Richard Williamson ha procedido a la consagración episcopal del R. P. Jean-Michel Faure en el monasterio benedictino de Santa Cruz (Nova Friburgo, Brasil).
Monseñor Williamson y el R. P. Faure no son miembros de la Fraternidad San Pío X desde 2012 y 2014 respectivamente, en razón de las vivas críticas que formularan contra toda relación con las autoridades romanas, denunciando que representaban – según ellos – una traición a la obra de Mons. Marcel Lefebvre.

La Fraternidad San Pío X deplora que este espíritu de oposición resulte en esta consagración episcopal. En 1988 Mons. Lefebvre había manifestado claramente su intención de consagrar obispos auxiliares, sin jurisdicción, y en razón del estado de necesidad en el que se encontraban la Fraternidad San Pío X y los fieles católicos, con el único fin de permitir a estos fieles recibir los sacramentos a través del ministerio de los sacerdotes que iban a ser ordenados por estos obispos. Tras de haber hecho todo lo que estaba a su alcance ante la Santa Sede, Mons. Lefebvre procedió a las consagraciones el 30 de junio de 1988, hechas solemnemente en presencia de varios miles de sacerdotes y fieles, y de algunos cientos de periodistas del mundo entero. Todo mostraba que este acto, no obstante la ausencia de autorización de Roma, se realizaba públicamente por el bien de la Iglesia y de las almas.

La Fraternidad San Pío X denuncia la consagración episcopal del R. P. Faure, que, a pesar de las afirmaciones del consagrante y del consagrado, no se parecen en nada a las consagraciones de 1988. En efecto, todas las declaraciones de Mons. Williamson y del R.P. Faure demuestran constantemente que ya no reconocen las autoridades romanas, salvo de modo puramente retórico.

La Fraternidad San Pío X reafirma que el estado actual de necesidad en la Iglesia legitima su apostolado en el mundo entero, sin dispensarla de reconocer las autoridades eclesiásticas, por las cuales sus sacerdotes rezan en cada misa. Ella desea guardar el depósito de la fe y de la moral, oponiéndose a los errores – sea cual fuere su procedencia –, a fin de transmitir aquellos tesoros a través de la liturgia tradicional y la predicación, y en el espíritu misionero de su Fundador: Credidimus caritati (1 Jn. 4,16).


Menzingen, 19 de marzo de 2015


miércoles, 18 de marzo de 2015

UNA PEQUEÑA COMPARACIÓN

"Algunos creen, perdonen la expresión, que para ser buen católico tenemos que ser como conejos"


Para ver mejor, pinchar sobre la imagen para ampliar

domingo, 8 de marzo de 2015

LOS JUSTOS LAMENTOS DE NUESTRO DULCÍSIMO JESÚS

Los hombres ruines y perezosos no hacen ningún esfuerzo por vencer las tentaciones; o, lo que es más grave, se deleitan en sus iniquidades. Las almas más predilectas para mí, puestas en la prueba, me fallan; los débiles se dejan llevar por el desánimo y la desesperación; los fuertes se van relajando poco a poco

“¡Con cuánta ingratitud es pagado mi amor por los hombres! Sería menos ofendido por ellos si los hubiera amado menos. Mi Padre no quiere soportarlos más. Yo quisiera dejar de amarlos pero… (y aquí Jesús guarda silencio y suspira; y después continúa) pero, ¡ay de mí!, ¡mi corazón está hecho para amar! Los hombres ruines y perezosos no hacen ningún esfuerzo por vencer las tentaciones; o, lo que es más grave, se deleitan en sus iniquidades. Las almas más predilectas para mí, puestas en la prueba, me fallan; los débiles se dejan llevar por el desánimo y la desesperación; los fuertes se van relajando poco a poco.

Me dejan en las iglesias solo de noche, solo de día. Ya no se preocupan de este Sacramento del altar; no se habla nunca de este Sacramento de amor, e incluso aquellos que hablan de esto, ¡ay de mí!, con qué indiferencia, con qué frialdad lo hacen.

Mi Corazón es olvidado; nadie se preocupa ya de mi amor; yo estoy siempre afligido. Mi casa se ha convertido para muchos en un lugar de diversión; también para mis ministros, que yo siempre he mirado con predilección, que he amado como la pupila de mis ojos; ellos deberían ayudarme en la redención de las almas. En cambio, ¿quién lo creería?, de ellos debo recibir ingratitudes y olvidos. Veo, hijo mío, a muchos de estos que… (aquí se calló, los sollozos le cortaron la voz, lloró en secreto) que, bajo hipócritas apariencias, me traicionan con comuniones sacrílegas, despreciando las luces y las fuerzas que continuamente les regalo... Hijo mío, tengo necesidad de víctimas para calmar la ira justa y divina de mi Padre; renuévame la ofrenda de todo tu ser, y hazlo sin reservarte nada”

Nuestro Señor al Santo Padre Pío

jueves, 5 de marzo de 2015

LO QUE NECESITO...


"Necesito un Papa que me inspire a besar la tierra que pisa porque camina en presencia del Todopoderoso y vive en la reserva de Jesucristo a quien representa. Necesito un Papa a quien pueda acercarme con admiración, debido a la sabiduría más allá de toda concepción humana que Dios ha considerado oportuno concederle. Necesito un Papa a quien pueda venerar, porque su naturaleza mortal y su insignificante mente humana han sido absorbidas por el poder que Dios le ha otorgado"


Del libro “El último Papa” de Malachi Martin