OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

martes, 6 de abril de 2010

DISCURSO A LOS JÓVENES IX - LA AVARICIA (SAN BASILIO)


LOS TORMENTOS DEL AVARO

Mientras los graneros insuficientes se rompían por la abundancia de trigo almacenado, su ávido corazón no se llenaba jamás.

Añadiendo siempre nuevas substancias a las viejas y aumentando la abundancia mediante las rentas de cada año, se halló en una enmarañada situación de la cual no sabía cómo salir. No quería despojarse de lo viejo por avaricia; no podía cosechar lo nuevo por la abundancia: y así se trastornaba su cabeza, y se preocupaba sin dar con ninguna solución.

¿Qué hacer?, se preguntaba.
¿Quién no sentirá compasión de un hombre sitiado de esta manera? ¡Lleno de miedo por su prosperidad!... ¡Es digno de lástima por los bienes que tiene y más aún por los que espera!
-¿Y si los campos no le dieran renta?
-Entonces no acabaría con los lamentos.
-¿Tal vez, con una abundante cosecha tendría paz?
-¡Nada; más preocupaciones todavía; pena crueles, ansiedades!

Se queja peor que cualquier pobre. Claro que no gime de la misma manera. Porque quien se encuentra en la indigencia, exclama: "¿Qué hacer? ¿Qué comer? ¿Cómo vestirme?"
El rico no se expresa así en voz alta. Peor tiene el corazón en zozobra; el afán lo roe, pues, lo que hace a otro feliz, al avaro lo consume de pena. Su casa está repleta de todo; pero él no goza de nada. Al contrario, la riqueza que fluye a él de todas partes, que desborda en sus graneros, le atormentaba el alma miedo de que, saltando algo afuera, lo aprovechen los indigentes.

EL RICO ES TAN SOLO ADMINISTRADOR DE LOS BIENES DE DIOS

La pasión de tal hombre, parece semejante a la de los glotones, que prefieren reventar por su voracidad antes que dar a los indigentes lo que les debiera sobrar.

Reconoce, ¡oh hombre! al Dador de todo bien. Acuérdate de ti mismo: los bienes que administras, ¿de quién los recibiste? ¿por qué fuiste preferido a tantísimos?

Eres servidor de un Dios bueno; administrador tan sólo de los que, como tú, son sus siervos. No pienses que todo sea destinado a tu voluntad. Considera que todo cuanto ahora tienes en tus manos, es como si fuera de otros; por poco tiempo te podrás dar gusto, pero luego todo fluirá y desaparecerá y tendrás que rendir estricta cuenta de todo.

Y, no obstante, tienes toda esa riqueza cerrada con puertas y cerrojos; todo atada y sellado; y todavía la ansiedad te roba el sueño; y tú, consejero necio de ti mismo, vas cavilando: "¿Qué hacer?"; cuando sería el momento de decir: "Colmaré al hambriento; abriré las puertas de mis graneros; llamaré a todos los indigentes; imitaré a José en su benéfico llamado. Gritaré magnánimamente: ¡Vosotros que necesitáis pan, venid conmigo; cada cual tome lo que necesita del don que Dios le otorga, como de un manantial que es de todos!"

Pero tú no obras así. Por envidia, no quieres que los hombres gocen de estos bienes; y madurando en tu alma malos proyectos, vas pensando, no cómo hacer partícipes de los tuyo a los demás según sus necesidades, sino, al contrario, cómo acaparar todavía más e impedir que los otros puedan valerse.

Cerca de su puerta estaban aquellos que le pedían algo para salvar sus vidas, mientras él con la suya discutía de comidas; empero, en aquella misma noche, mientras él fantaseaba pensando en gozar por largos años, se le sacaría la vida.

Le fue permitido tomar cómodamente sus resoluciones y manifestar su pensamiento para que luego recibiese el veredicto que su proceder merecía.

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