OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

miércoles, 2 de junio de 2010

PRODIGIOS EUCARÍSTICOS


CURACIÓN PRODIGIOSA DE UNA ENFERMA

En San Luis, pueblo no muy distante de Mahón, vivía una pobre viuda llamada Juana Carmona Vicent, que ejerció un verdadero apostolado entre la gente ruda del pueblo.

A los cincuenta y nueve años de edad, le sobrevino una grave dolencia de estómago, que no le permitió alimentarse más que con caldo de pescado, y después de veinte años de sufrimiento, aún se agravó su estado a consecuencia de un aire que la dejó notablemente encorvada, sin poder enderezarse ni mirar al Cielo.

Corría el año 1880, y la pobre mujer hacía ya ocho meses que estaba en cama sin poderse mover de ella. Con motivo de acercarse la festividad del Curpus Christi, sintió en su alma gran fe y confianza de que el Señor la podría curar. Rogó, pues, a los vecinos la bajaran a la puerta de la calle cuando pasase la procesión, e hizo suplicar al sacerdote que llevaba el Santísimo Sacramento que, al estar junto a ella, le acercase un poco la Custodia para adorar a su buen Jesús en la Hostia Sacrosanta.

Presente estaba todo el pueblo, compadecido del triste estado de la pobre enferma, y he aquí que en el momento mismo de dirigirse el sacerdote con la Sagrada Forma hacia la puesta de la casa donde yacía la enferma, con gran sorpresa y admiración de la muchedumbre, se verificó el instantáneo prodigio de quedar completa y radicalmente curada de su doble enfermedad, siendo testigos de tan gran maravilla todo el pueblo y el señor cura párroco, don Pedro Pons Bauzá, que llevaba el Santísimo Sacramento.

Vivió todavía diez años sin experimentar el más mínimo dolor. Durmió, por fin, el sueño de los justos en 1890, a los noventa de su edad.

(Prodigios Eucarísticos, P. M. Traval, S.J.)


Del libro "Prodigios Eucarísticos" de Fray Antonio Corredor O.F.M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario