Dos años antes de su muerte, se retiró San Francisco al monte Alvernia, donde comenzó un ayuno de cuarenta días en honor de San Miguel. Estando allí en alta contemplación, vio acercársele un serafín de alas inflamadas y resplandecientes, cuyas manos y pies estaban calvados a una cruz; al mismo tiempo se formaron en sus pies, manos y costado, cinco llagas parecidas a las de Jesús; de la llaga del costado brotaba sangre. Tan bien comprobadas fueron estas llagas, que desde el siglo XIV comenzaron los franciscanos a celebrar su memoria. En 1669 el Papa Clemente IX extendió la fiesta a toda la Iglesia Universal.OREMUS
Deus, qui mira Crucis
mystéria in beáto Francísco
Confessóre tuo multifórmiter
demonstrásti: da nobis,
quaésumus; devotionis
suae semper exémpla sectári,
et assídua ajúsdem
Crucis meditatióne muníri. Per
Dóminum nostrum Iesum Christum. AMEN
OREMOS
Oh Dios, que has hecho
brillar de diversas maneras
los admirables misterios
de la Cruz en tu Confesor
San Francisco; te rogamos
nos concedas seguir siempre los
ejemplos de su constante
entrega y fortalecidos
con la asidua meditación
de la Santa Cruz.
Por Nuestro Señor. AMEN
Deus, qui mira Crucis
mystéria in beáto Francísco
Confessóre tuo multifórmiter
demonstrásti: da nobis,
quaésumus; devotionis
suae semper exémpla sectári,
et assídua ajúsdem
Crucis meditatióne muníri. Per
Dóminum nostrum Iesum Christum. AMEN
OREMOS
Oh Dios, que has hecho
brillar de diversas maneras
los admirables misterios
de la Cruz en tu Confesor
San Francisco; te rogamos
nos concedas seguir siempre los
ejemplos de su constante
entrega y fortalecidos
con la asidua meditación
de la Santa Cruz.
Por Nuestro Señor. AMEN

No hay comentarios:
Publicar un comentario