OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

sábado, 13 de agosto de 2011

EL ESPÍRITU DE CRUZADA DE LOS PAPAS BORGIA

Calixto III, 1455 - 1458


“España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectones o de los reyes de Taifas”.

Con estas palabras concluía D. Marcelino Menéndez Pelayo su famosa “Historia de los Heterodoxos Españoles”, sintetizando y significando el ser de nuestra nacionalidad y su proyección histórica. España constituye una unidad de fe militante, en cruzada permanente. Y de ese árbol frondoso de nuestra militancia en la fe, brotan en el siglo XV dos frutos maduros, dos españoles insignes que ocupan el pontificado; ambos pertenecen a una misma familia, la familia Borja (o Borgia) y van a proyectar nuestro espíritu de cruzada permanente desde la misma Cátedra de San Pedro. Nos estamos refiriendo a los Papas Calixto III Y Alejandro VI.

LA SITUACIÓN EN EL PONTIFICADO EN EL SIGLO XV

En el siglo XV el Pontificado recibe la triste herencia Del Cisma de Occidente (1378 – 1418), donde papas y antipapas habían luchado entre sí por ceñirse la tiara. Todos eran conscientes de la necesidad de restablecer la disciplina eclesiástica, superando así las crisis de la etapa anterior, pero muy poco fue lo que se avanzó en este sentido, ya que se temían las desviaciones conciliaristas (como el conciliábulo de Basilea) y existía la amenaza de un asalto turco a la Cristiandad, sobre todo a partir de la toma de Constantinopla (1453) y su expansión por los Balcanes. En estas difíciles circunstancias, accede en 1455 al solio pontificio el cardenal Alfonso de Borja, con el nombre de Calixto III. Es el segundo español que accede a tal dignidad (el primero fue San Dámaso en el siglo IV) y con ello se cumple la profecía que San Vicente de Ferrer le había hecho en su ya lejana infancia: “Te felicito, hijo mío, ten presente que estas llamado a ser un día la gloria de tu patria y de tu familia, pues serás revestido de la más alta dignidad a que puede llegar un hombre. Yo mismo seré, después de mi muerte, objeto de tu particular veneración. Esfuérzate, pues, por perseverar en tu virtuosa manera de vida”.

San Dámaso I, 366 - 384

En Aragón, próxima a Castilla y Navarra, se levanta una villa muy antigua que Plinio y Tito Livio llamaron Bursas y los moros, Borja, al ocuparla. Alfonso I el Batallador entregó la mencionada villa a Pedro de Atarés (1121), cabeza de la estirpe Borja. Los Borja colaboraron en la Reconquista y una rama se estableció en Játiva; a esta rama pertenecía D. Domingo de Borja, señor de Canals y padre de Alfonso de Borja que vino al mundo el último día del año 1378. Alfonso estudió leyes en la Universidad de Lérida; allí mismo enseñó Derecho y fue canónigo de aquella catedral antes de pasar al servicio de Alfonso V de Aragón como jurista. Después se obtener la renuncia del antipapa Clemente VIII (Gil Sánchez Muñoz, sucesor del famoso Papa Luna), Martín V le nombró obispo de Valencia (1429). El Papa Eugenio IV le nombró cardenal en mayo de 1444 como premio a su intervención para separar al rey de Aragón y Navarra, Alfonso V, del conciliábulo de Basilea. En el sacro colegio se distinguió por su cultura jurídica y su austeridad de vida; la suposición de que tuviera un hijo sacrílego (Francisco de Borja, cardenal y tesorero de Alejandro VI) resulta ser pura fábula. Contra todo pronóstico, Alfonso de Borja es elegido Papa el 18 de abril de 1455, a los 76 años de edad, tras haberse mantenido en el cónclave al margen de las banderías romanas de los Colonna y los Orsini, y adoptar el nombre de Calixto III. (Continuará...)

Julio Melones Espolio

Fuente “Tradición Católica”, nº 209, enero-febrero 2007

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