OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

lunes, 14 de mayo de 2012

MES DE MAYO, MES DE MARÍA

MARÍA, SOSTÉN MÍO

¿No son los hijos siempre niños para sus madres, dulce Madre mía?... Porque lo son, se convierten ellas en el apoyo más fiel, dulce y fuerte y constante de ellos… En las horas de duda, lucha, vacilación, están ellas al lado de sus hijos con la ilusión y consagración de los días de la infancia, para llevarlos de la mano, sortear los peligros, calentarlos en su regazo y cobijarlos con su pecho…

Mi guía y sostén eres Tú, Madre mía de mi alma… Pobre niño, vacilo, y titubeo, y temo, y… no sé andar… Dame Tú la mano blanda, acariciadora, maternal, para que no tropiece, vacile y caiga… ¿Quién mejor puede sostenerme que Tú?... Madre mía, me apoyo e Ti, con la confianza y dejadez de un niño…

MARÍA, GLORIA MÍA

¡Qué santo y legítimo es el orgullo con que un hijo llama madre a la mujer digna por todos los títulos, de este augusto nombre…! Madre, vale tanto como abnegación, dedicación, providencia, ternura, comprensión, indulgencia, amor, amor, amor… ¡Con qué santo orgullo pienso que Tú eres mi madre!, ¡oh, dulce Madre mía…! No hay dote excelsa que no brille en Ti para mí… La grandeza, la bondad, la belleza, triple diadema, hecha por Dios, ciñe tus sienes… para mí…

Tú, Madre mía, eres mi gloria, porque jamás pude soñar, ni mucho menos merecer, tenerte por madre… ¡Si yo fuera gloria tuya…! ¡Si pudiera ser para Ti el timbre de orgullo que lo son los buenos hijos para sus madres…! Quiero serlo… Pero, al menos, acuérdate de que, aunque no lo sea como debiera, siempre lo será para Ti el ser buena hasta para los malos… ¡Madre mía…!

Propósito.- Ten sentimientos infantiles con relación a tu Madre, María. No deshonres con tu vida el excelso título de hijo de María.

No hay comentarios:

Publicar un comentario