OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

domingo, 27 de abril de 2014

SOBRE LA CANONIZACIÓN DE HOY

¿Qué has hecho de mi Iglesia que te he confiado como Pastor Supremo y Vicario mío durante tantos años?

Aunque ésta carta ya se publicó en el blog, la vuelvo hoy a publicar, para los que no la hayan leído, porque hoy viene muy al caso. La tengo unos años antes de la muerte de Juan Pablo II. Yo cada vez que la leo me lleno de tristeza, por ser la pura y triste realidad. En este triste y trágico día.

"EL ÚLTIMO APLAUSO" (al Papa Juan Pablo II)


Santidad; Ningún hombre ha recibido tantos aplausos en este mundo como Vuestra Santidad. Aplausos de todas clases: aplausos servilistas de los que os rodean y os acompañan; aplausos de compromiso obligados por cumplir con la sociedad; aplausos populares de los que os aman de verdad y sienten verdadera veneración por Vos. Estos últimos son innumerables, de toda raza, condición, lengua y país, y se contabilizan por millones.

Falta el último aplauso el que os ha de dar N.S. Jesucristo. Es el más importante, el que durará eternamente, el único verdadero, pues todos los demás se los ha llevado el viento y ya no existen.

Estaba yo una noche pensando todo esto cuando me dormí profundamente y soñé, soñé... y ahora voy a exponeros mi sueño tal como fue.

Vos habíais muerto, y mientras millones de seres seguían con atención y lágrimas vuestros funerales que se desarrollaban majestuosamente en la Basílica de San Pedro, os presentabais ante N.S. Jesucristo en una sala inmensa repleta de Ángeles y Santos. N.S. Jesucristo estaba sentado como Juez en su trono rodeado de Querubines. Todos guardaban un silencio impresionante esperando oír la sentencia que había de ser definitiva, inapelable y eterna; era el último aplauso para siempre.

Entonces N.S. Jesucristo dijo en alta voz:

¿Qué has hecho de mi Iglesia que te he confiado como Pastor Supremo y Vicario mío durante tantos años?

Muchos seminarios y colegios religiosos con sus aulas mixtas se han vaciado de vocaciones. Muchas iglesias se han convertido en salas de conciertos y reuniones políticas, donde se come, se bebe, se fuma y se blasfema. Las familias están destrozadas; el adulterio, el divorcio y el matrimonio civil se han extendido entre los católicos. Muchísimos han perdido la fe y se han vuelto agnósticos o indiferentes. Innumerables profesores se llaman teólogos y enseñan impunemente en cátedras, seminarios y púlpitos herejías contra mi Iglesia, contra la Virginidad de mi Madre, contra el celibato eclesiástico y contra mi propia Persona Divina. Los derechos humanos han sustituido a Mis Derechos, y el hombre, engreído, se ha hecho casi igual a Mí.

¿Qué has hecho de la autoridad y poderes que yo te di? (yo os miraba fijamente y vi como un sudor os bajaba por el rostro) ¿Y como has permitido que sacerdotes buenos y seglares íntegros hayan sido despreciados, arrinconados, mal vistos y perseguidos, muriendo llenos de perplejidad y dolor, cuando lobos rapaces se han apoderado de mi Iglesia, haciendo un mal incalculable a mis ovejas?

¿Por qué el liberalismo democrático, mi enemigo capital, se ha extendido por todas partes destruyendo mi Realeza Social?

¿Por qué levantaste la excomunión a los masones sin que abandonaran su programa anticristiano y anticatólico?

¿Cómo has permitido que se trate mi Eucaristía, donde Yo estoy presente, con tan poco respeto, y se hayan multiplicado los horribles sacrilegios y las satánicas misas negras, por culpa de la comunión en la mano?

¿Por qué me igualaste en Asís con los dioses falsos, invitando a todas las religiones a que rezasen a sus dioses por la paz?, ¿acaso ignoras que no hay otro Dios fuera de Mí?

¿COMO PUEDO DARTE MI ÚLTIMO APLAUSO?

(La mirada de N.S. Jesucristo se había hecho más profunda y severa, muy difícil de explicar. Ante aquella mirada terrible, os pusisteis a temblar y caísteis sin sentido al suelo... mientras me parecía oír de vuestros labios: "¡malditos aplausos!"

En esto un timbre agudo y repetido me volvió a la realidad. Miré al despertador con alivio; me había librado de aquella terrible pesadilla, y pensé en aquellos versos famosos de nuestro Calderón de la Barca:

"¿Qué es la vida? un frenesí;
¿qué es la vida? una ilusión,
una sombra, una ficción,
que el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños sueños son."

Me vestí nervioso, entre conmocionado en una iglesia, y ante el altar hice esta súplica con toda mi alma: ¡SEÑOR, QUE ESTE SUEÑO NUNCA JAMÁS SEA REALIDAD!

Después prometí escribiros, Santidad y lo he cumplido.

F.D.O.

(El último de vuestros hijos católicos)

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