LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA CIUDAD DE TOLEDO I
Tres jesuitas (un padre y dos hermanos coadjutores) eran los que formaban la comunidad clandestina de la Ciudad Imperial de la Provincia de Toledo. Clandestina, puesto que el Gobierno de la República había disuelto la Compañía de Jesús. De uno de ellos, el Siervo de Dios Agustín María Díaz Zapata, conservamos esta preciosa descripción indicadora de su amor a María Santísima.
La recoge el P. Carlos María Staehlin en un librito publicado en 1943 titulado "Así era el Hermano Agustín".
Un día recibió en Madrid la orden de ir a Toledo para suplir a otro Hermano que había caído enfermo. Comentando el futuro viaje, dijo ingenuamente:-"Voy muy contento a Toledo cuando la obediencia me envía. ¿Sabe por qué? Pues por la Virgen del Valle. ¿Usted la conoce? Mire, es una ermita pequeñita, al otro lado del Tajo, muy devota. Es un paseo muy agradable; hay que bajar una cuesta, pasar por el río y, al otro lado, allí entre las peñas, escondida y muy chiquitita, está la ermita de la Virgen. Allí, a sus pies, he descansado muchas veces rezando el rosario. Se está muy bien allí. ¡Es tan devota! Y la vuelta a casa para seguir trabajando se hace lleno de alegría. Me gusta mucho estar en Toledo por estas visitas a la Santísima Virgen. Si va usted, no deje de visitarla".
En otra ocasión, otro religioso, que salía de Toledo para predicar en Talavera, le preguntó si quería algo para aquella ciudad: "Sí, Padre. Que no se olvide de rezar una Salve por mí a la Virgen del Prado".
Rvdo. D. Jorge López Teulón
Fuente "PADRE NUESTRO" Publicación semanal del Arzobispado de Toledo
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