OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

domingo, 3 de abril de 2011

NUESTROS MÁRTIRES

MARÍA DEL CARMEN MARCOS ALCOCER.

No disponemos de foto de esta humilde mujer,pero ponemos la de otras "peligrosas fascistas", que seguro corrieron la misma suerte que Carmen,justo en el momento de su detención.


Nació en Covarrubias (Burgos) el día 7 de mayo de 1862. Fue bautizada en la parroquia de San Cosme y San Damián de dicha población. Ingresó en la Congregación de Adoratrices, el 18 de abril de 1897, a los 34 años. Tomó el hábito el 29 de junio del mismo año, con el nombre de religión, de hermana Mª Rosario. Emitió los primeros votos, el 2 de julio de 1899. Fue destinada a la Casa-Colegio de Burgos, el 20 de abril de 1900. Hizo sus votos perpetuos, en la capilla de la casa de Ávila, el 15 de octubre de 1904.


Regresó a la casa de Madrid el 13 de noviembre de 1915, para marchar a las Palmas de Gran Canarias, al mes siguiente. En agosto de 1922, fue destinada a la casa de Salamanca. Ejerció el cargo de superiora, en las casas de Burgos, Las Palmas y Salamanca. Infundía en las Hermanas y colegialas, un gran espíritu, que las animaba en su labor. Tenía mucho celo por la observancia religiosa, y por el progreso espiritual de todas. En 1931, fue a la casa de Alcalá de Henares, para ser atendida en la enfermedad que había contraído, y que le impedía seguir ejerciendo el cargo de superiora.


Cuando estalló la guerra civil, daba pruebas de su acendrada virtud y total conformidad con la voluntad de Dios, en medio de sus padecimientos, que fueron acentuándose, hasta dejarla completamente imposibilitada. Todo lo soportaba con paciencia y dulzura. El día en que Alcalá fue tomada por los rojos, como dieron la orden de desalojar la ciudad, debido a los terribles bombardeos, fue llevada al campo donde pasó el día con las demás hermanas de la Comunidad. Todas sufrieron temores y angustias, al ver los incendios de iglesias y oír el vocerío, al descargar con ametralladoras a los generales y defensores de la ciudad.


Para regresar a la Casa, un señor que tenía allí su coche, se ofreció a llevar en él a la M. Rosario. Con grandes esfuerzos se logró subirla, pero llegaron unos hombres que se apoderaron del vehículo, dejándola en el suelo, y llevándose también al señor, del que después se dijo que lo habían fusilado. Con otras hermanas enfermas, fue llevada a una casita, que, a prevención, las religiosas habían alquilado. Escribieron a un sobrino de la M. Rosario, el Sr. Alcocer, Director del Banco de España en Madrid, pidiéndole si era posible llevarla a su casa, por mayor seguridad y cuidado, pero no contestó porque, afortunadamente para él, había salido para Burgos en aquellos días, como se supo posteriormente.


Durante la permanencia en el piso, estuvo atendida lo mejor posible. Sufrió mucho por las continuas amenazas y registros. Se mostraba siempre incondicionalmente entregada a la Voluntad Divina y oraba sin cesar, para impetrar misericordia y gracia del cielo para su amada Patria. Servía de edificación para todas las demás hermanas. Al tener éstas que trasladarse a Madrid, se procuró también salvoconducto para la M. Rosario, ya que era la mayor preocupación para todas, por su edad y completa imposibilidad de moverse por sí misma.


En Madrid había gestionado la Superiora General que la recibieran en una clínica, pero no fue posible su traslado, pese a todos los intentos, que fueron vanos. Entonces logró que la permitieran vivir en la casa que fue del capellán, junto con dos Hermanas y dos Hijas de Casa, que pasaban por colegialas. Allí permanecieron unos meses, hasta que en octubre se incautaron los rojos el piso, llevando a las hermanas a la cárcel y, a M. Rosario, dijeron que la llevarían a un hospital de Madrid,jamas se supo mas de ella.


Haciendo gestiones, se supo que dicho hospital había sido trasladado a Alicante.


Desde ese momento se perdió la pista de ella. Aunque el día 31 de octubre se tuvo la terrible intuición de que pereció a manos de los perseguidores de la Iglesia,su cadáver jamas apareció, viniendo a se una de las venturosas mártires que, ante el trono de Dios, sería nuestra constante intercesora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario