OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

viernes, 3 de junio de 2011

MES DE JUNIO, MES DEL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS

Cor Iesu Sacratíssimum. Miserére nobis

¡Amabilísimo y amantísimo Corazón de Jesús, desgraciado el corazón que no os ame! ¡Oh Dios, moristeis en la Cruz por amor a los hombres, sin sentir alivio alguno!, ¿cómo después de ello viven éstos sin acordarse de Vos?

¡Oh amor Divino, oh ingratitud humana! ¡Oh hombres, hombres, mirad al inocente Cordero de Dios que agoniza en la Cruz y muere por vosotros, pagando así a la Divina Justicia por vuestros pecados y atrayéndonos a su amor! Mirad cómo, a la vez, ruega al Eterno Padre que os perdone; miradlo y amadle.

¡Ah Jesús mío, cuán pocos son los que os aman! Desgraciado de mí, que también durante tantos años me olvidé de vos, ofendiéndoos tantas veces. Amado Redentor mío, no es tanto el infierno que merecí el que me hace derramar lágrimas, cuanto el amor que me habéis mostrado.

Dolores de Jesús, ignominias de Jesús, llagas de Jesús, muerte de Jesús, amor de Jesús, imprimíos en mi corazón y quede en él para siempre su dulce recuerdo que me hiera e inflame continuamente en su amor.

Os amo, Jesús mío; os amo, sumo bien mío; os amo, mi amor y mi todo; os amo y quiero amaros siempre. No permitáis que os abandone y torne a perderos.

Hacedme todo vuestro; hacedlo por los méritos de vuestra muerte, en la cual tengo cifrada toda mi esperanza.

María, Reina mía, también en vuestra intercesión confío. Conseguidme el amor a Jesucristo y también vuestro amor, Madre y Esperanza mía.


Del libro “Prácticas de amor a Jesucristo” de San Alfonso María de Ligorio

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