OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

miércoles, 13 de junio de 2012

DIE 13 IUNII, S. ANTONII DE PADUA, CONF. ET ECCL. DOCT. (ANNO MMXII)

O Doctor óptime, Ecclésiae sanctae lumen, beáte Antónii, divínae legis amátor, deprecáre pro nobis Fílium Dei

ORATIO

Ecclésiam tuam, Deus, beáti Antónii Confessóris tui atque Doctóris solémnitas votíva laetíficet: ut spirituálibus semper muniátur auxíliis, et gáudiis pérfrui meréatur aetérnis. Per Dóminum.

FELIZ ALUMBRAMIENTO

En el “Libro de los milagros”, obra de autor anónimo, pero extracto fiel de la de Wadingo, se narra la confianza que puso en Fr. Antonio una distinguida matrona, rogándole intercediera por ella, para que el Señor le proporcionara feliz alumbramiento. Entonces el siervo de Dios, enternecido por el ruego de la que iba a ser madre, la consoló dulcemente y profetizó diciendo: “Regocíjate; porque tendrás un hijo que dará mucha gloria a la Iglesia. Será Fraile Menor y morirá mártir por Cristo”.

Tal predicción tuvo exacto cumplimiento. Al tener la edad precisa, ingresó el hijo en la Orden Franciscana, con el nombre de Fr. Felipe. Fue fiel a su vocación religiosa y mereció ser misionero entre los mahometanos, por cuya evangelización trabajó incansablemente, hasta ser encerrado en un lóbrego calabozo. Condenado con otros muchos cautivos, pidió ser el último en el suplicio, con el fin de alentarlos en tan doloroso trance. Todos ello murieron mártires y el último Fr. Felipe, con el cual se ensañaron particularmente los sarracenos, cortándole brazos, piernas y lengua, en distintos tiempos, antes de darle el golpe de gracia, que separó su cabeza del tronco.

Del libro “Milagros de San Antonio” de Fr. Antonio Corredor García O.F.M.

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