OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

viernes, 1 de junio de 2012

MES DE JUNIO, MES DEL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS

Cor Iésu Sacratíssimum, ¡miserére nobis!

Dichosas cadenas de caridad que unís al alma con Dios, atadme también a mí, de tal modo que no pueda ya separarme del amor de mi Dios. Jesús mío, os amo, os amo, tesoro y vida del alma mía; con Vos quiero vivir unido y a Vos me entrego. Ya no quiero, amado Señor mío, dejar de amaros. Vos que para pagar las deudas de mis pecados quisisteis ser clavado en la Cruz y no la abandonasteis hasta haber abandonado la vida, por favor y por los merecimientos de tanto penar, no permitáis que vuelva a separarme de Vos.

Me arrepiento, sobre todo mal, de haberos vuelto la espalda en lo pasado, y propongo, con vuestra gracia, antes morir que disgustaros ni grave ni levemente. ¡Oh Jesús mío!, a Vos me entrego; os amo con todo el corazón y os amo más que a mí mismo. En lo pasado os ofendí, mas ahora me arrepiento de ello y quisiera morir de dolor. Unidme del todo a Vos. Renuncio a todos los consuelos sensibles y sólo a Vos quiero y nada más. Haced que os ame y luego disponed de mí como os plazca.

¡Oh María, esperanza mía!, atadme a Jesús y haced que siempre viva atado a Él y así prendido fallezca, para llegar un día a aquel bienaventurado reino donde no abrigaré ya temores de verme privado de su Santo Amor.

Del libro “Prácticas de amor a Jesucristo” de San Alfonso María de Liborio

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