OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

viernes, 15 de junio de 2012

DIE 15 IUNII, IN FESTO SACRATISSIMI CORDIS IESU (ANNO MMXII)

Cor Iesu, bonitáte et amóre plenum, ¡miserére nobis!

PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS

Lee una y otra vez estas consoladoras Promesas, salidas más que de los labios, del mismo Corazón del Hijo de Dios. Son una clara demostración del amor en que se abrasa por nuestro bien el corazón de Dios hecho hombre.

  1. Daré a mis devotos las gracias necesarias a su estado.
  2. Pondré paz en sus familias.
  3. Los consolaré en sus aflicciones.
  4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y particularmente en la hora de la muerte.
  5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
  6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente inagotable de la misericordia.
  7. Las almas tibias se harán fervorosas.
  8. Las almas fervorosas se elevarán con gran rapidez a gran perfección.
  9. Daré a los Sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos.
  10. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y honrada.
  11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
  12. Yo prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen los nueve primeros viernes consecutivos la gracia de la perseverancia final: no morirán en mi desgracia ni sin recibir los sacramentos, haciéndose mi Corazón su asilo seguro en aquella última hora.

Meditar estas promesas y no amar a Jesús es cosa imposible para un corazón de delicados sentimientos. Léelas detenidamente, principalmente los primeros viernes de cada mes, párate unos momentos después de leer cada una de ellas, y reflexiona, ora, pide y ama.

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