OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

lunes, 18 de agosto de 2014

LA VOZ DE LA TRADICIÓN CATÓLICA

LA INFABILIDAD DE LAS CANONIZACIONES


Varias veces Monseñor Lefebvre explico por qué pensaba él que las canonizaciones actuales no gozaban del privilegio de infalibilidad. Damos a conocer un ejemplo tomado de una charla que dio a los Dominicos de Avrillé en el año 1989 con motivo de unos ejercicios espirituales.

Nos encontramos en circunstancias extraordinarias.

En la misma medida en que las autoridades de la Iglesia quisieran someternos a las verdades que proclaman, desprecian ellos mismos su propia infalibilidad, la del Papa y la de la Iglesia.

Ya que –y aunque pueda equivocarme, pero teniendo en cuenta el desarrollo de la Iglesia conciliar desde el Concilio hasta la actualidad- parece muy probable que estos Papas, como el Papa Pablo VI y Juan Pablo II, no han querido emplear su infalibilidad ni durante el Concilio ni en los actos que han seguido al Concilio.

En más, en cierto modo yo diría que lo que tienen es una aprensión para pensar en la infalibilidad porque ya no creen más en ella: no creen en su infalibilidad.

Se trata de un razonamiento sencillo, para el que no hace falta reflexionar mucho y en particular respecto a Juan Pablo II: Juan Pablo II ha sido formado en una verdad evolutiva; para él no hay verdad fija sino que ésta cambia con el tiempo, con la ciencia, con el desarrollo de las ciencias humanas, etc.; se nos dice que la verdad está siempre viva. Y se nos condena porque no estamos a favor de la Tradición viva; la Tradición viva es una Tradición que evoluciona.

Piensen entonces que para su espíritu es imposible e inconcebible fijar una verdad; imposible ya que no lo puede concebir: él no concibe la verdad más que como un vivir, un vivir que crece, que evoluciona, que se desarrolla, que se perfecciona, etc.

Sin embargo, el dogma es una verdad fijada con exactitud y para siempre; y basta. El Credo está concluido, acabado en los términos en los que actualmente se encuentra y no se puede cambiar estos términos porque son así, y se acabó. Y todos los dogmas que se han definido con el sello de la infalibilidad de los Papas y de los Concilios han sido declarados en este sentido. Son definidos y no se los puede modificar.

Más esto es contrario a su concepción de la verdad. No puede admitirlo. Y tampoco es así que creo que al Papa le repugnaría que se le dijera:

-Pero esta verdad. Lo que hoy ha hecho… canonizar tal o cual santo: esta canonización es en principio infalible. Está definida.

-¡No, no! Canonizar, oh… si un día, en la historia futura, se advierte que esta persona no posee todas las calidades, los Papas podrán decir, en todo caso, que se trataba tan sólo de un certificado de perfección y no de una santidad definitiva, etc… ¡No puede concebir esto!

Y por eso se le ve repetir canonizaciones: va a tal o cual país: se busca a una religiosa que tiene alguna perfección, se la coloca sobre los altares, y después… ¡ya está, se acabó! Y esto es muy del agrado de la presidenta de la república y de todos los cristianos del país; les gusta y es una buena ocasión…

Eso no puede aceptarse; ¡no es nada, nada serio! Estoy convencido de que para él todo esto no es algo irreformable… la infalibilidad es impensable para hombres que tienen este espíritu y que han sido formados en esas falsas teorías de la verdad viva y de la evolución de la verdad.

Pero más vale que así sea. Porque al menos se puede poner un punto de interrogación en todo lo que es tristemente afirmado por el Papa. ¡Sí, por desgracia!

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