Por Rick Mathes
El mes pasado asistí a una clase de entrenamiento requerida para mantener mi status de seguridad en el departamento de prisiones del estado. Durante la reunión hubo una presentación por tres disertantes, Católico, Protestante y Musulmán, quienes explicaron sus creencias. Me interesaba sobre todo, lo que el Imán islámico diría. El Imán hizo una completa y gran presentación de las bases del Islam, incluido vídeos. Después de las presentaciones, se concedió tiempo para preguntas y respuestas.
Cuando llegó mi turno pregunté al Imán: Por favor, y corríjame si me equivoco, pero entiendo que la mayoría de imanes y clérigos del Islam, han declarado la Jihad (guerra santa), contra los infieles del mundo. De modo que, matando a un infiel, que es una orden para todos los musulmanes, tenían asegurado un lugar en el cielo. Si así fuera el caso, ¿puede Ud. darme una definición de infiel?. Sin discutir mis palabras, contestó con seguridad: son los no creyentes. Contesté: Permítame asegurarme que le entendí bien. A todos los seguidores de Alá, le ha sido ordenado matar a todo el que no es de su fe para poder ir al cielo? ¿Es correcto?. La expresión de su cara cambió de una autoridad, a la de un chico con la mano en la lata de galletas. Vergonzosamente contestó: 'Así es'. Agregué: Pues bien, señor, tengo un verdadero problema tratando de imaginar al papa Benedicto XVI ordenando a todos los católicos a matar a todos los de su fe islámica, o al Dr. Stanley ordenando a los protestantes hacer lo mismo para ir al cielo. El Imán quedó mudo. Continué: También tengo problema con ser su amigo, cuando Ud. y sus colegas dicen a sus pupilos que me maten ¿Preferiría Ud. a su Alá, que le ordena matarme para ir al cielo, o a mi Jesús que me ordena amarlo para que yo vaya al cielo y quiere que usted me acompañe?. Podías oír la caída de un alfiler cuando el Imán inclinó avergonzado su cabeza. Con nuestro sistema de justicia liberal, y por presión del ACLU (Organización árabe americana), este diálogo no será publicado por ningún medio de comunicación. Ruego lo haga circular por toda su lista de direcciones.
Cuando llegó mi turno pregunté al Imán: Por favor, y corríjame si me equivoco, pero entiendo que la mayoría de imanes y clérigos del Islam, han declarado la Jihad (guerra santa), contra los infieles del mundo. De modo que, matando a un infiel, que es una orden para todos los musulmanes, tenían asegurado un lugar en el cielo. Si así fuera el caso, ¿puede Ud. darme una definición de infiel?. Sin discutir mis palabras, contestó con seguridad: son los no creyentes. Contesté: Permítame asegurarme que le entendí bien. A todos los seguidores de Alá, le ha sido ordenado matar a todo el que no es de su fe para poder ir al cielo? ¿Es correcto?. La expresión de su cara cambió de una autoridad, a la de un chico con la mano en la lata de galletas. Vergonzosamente contestó: 'Así es'. Agregué: Pues bien, señor, tengo un verdadero problema tratando de imaginar al papa Benedicto XVI ordenando a todos los católicos a matar a todos los de su fe islámica, o al Dr. Stanley ordenando a los protestantes hacer lo mismo para ir al cielo. El Imán quedó mudo. Continué: También tengo problema con ser su amigo, cuando Ud. y sus colegas dicen a sus pupilos que me maten ¿Preferiría Ud. a su Alá, que le ordena matarme para ir al cielo, o a mi Jesús que me ordena amarlo para que yo vaya al cielo y quiere que usted me acompañe?. Podías oír la caída de un alfiler cuando el Imán inclinó avergonzado su cabeza. Con nuestro sistema de justicia liberal, y por presión del ACLU (Organización árabe americana), este diálogo no será publicado por ningún medio de comunicación. Ruego lo haga circular por toda su lista de direcciones.
Rick Mathes
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