MARÍA DE LA PIEDAD SUÁREZ DE FIGUEROA Y MOYA
Nació en Villanueva de Alcardete (Toledo), el 16 de febrero de 1909. Piedaíta solamente recibió formación primaria en la escuela pública de Villanueva, completando su formación religiosa en el hogar y en la parroquia.
Los testimonios cercanos a ella subrayan que en su adolescencia sobresalía en su fe sencilla, fuerte, plenamente católica. Su piedad cristiana estaba centrada en tres grandes amores: Jesús Sacramentado, la Virgen y San José. Como prácticas diarias tenía la comunión, el rezo del rosario, la oración mental. Su caridad, en especial hacia los más necesitados, constituye un especial distintivo. Sobresale su sentido de justicia en las relaciones laborales y en el trato cortés con el personal de la casa, corrigiendo así costumbres abusivas contra ellos. Destaca también su pureza, virtud emblemática de Piedad, vivida con exquisita elegancia y modestia; en este campo abundan testimonios, algunos dramáticos, que ensalzan su pureza heroica. Finalmente, sobresale en Piedaíta su inquietud apostólica al servicio de la parroquia y como Hija de María; de esta asociación fue presidenta local. La cumbre de su vida espiritual llegó marcada por el martirio.
Fue brutalmente asesinada junto con su madre en la madrugada del 6 de septiembre de 1936. Todavía bajo el Gobierno de la República, la Audiencia Provincial de Cuenca instruyó un proceso contra sus asesinos. En el interrogatorio oficial consta que los asesinos violaron a la joven Piedaíta (tenía 27 años) antes de rematarla, cuando estaba casi inconsciente y moribunda. Desde hace 60 años el lugar de su martirio es visitado frecuentemente por gentes de toda la comarca.
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