OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

viernes, 7 de febrero de 2014

SOBRE EL CASTIGO DEL PECADO MORTAL II

Mira cómo cae Satanás como un relámpago del cielo al infierno, por un solo pecado
Mira, hija mía, cómo castigó Dios a los Ángeles, criaturas nobilísimas, por un solo pecado de pensamiento… más de cinco mil años que están en este lugar de tormentos… y es como si hoy empezasen: para siempre, siempre, siempre penarán, y sin provecho… Ahora tus sufrimientos son aceptables, hija mía; di, pues, conmigo a vista del infierno, que tú quizás has merecido muchas veces: Dios mío, o morir o padecer en satisfacción de mis pecados.

Pondera cómo castigó Dios un solo pecado de desobediencia en Adán. Por este pecado entró la muerte en el mundo, y con ella todas las enfermedades, tristezas, dolores y penalidades sin cuento a que estamos sujetos todos sus descendientes… Un solo pecado bastó para convertir el paraíso de deleites en valle de lágrimas y quebrantos que durarán lo que dure el mundo… ¡Oh alma mía! Mal sobre mal es el pecado, pues Dios, a pesar de ser bueno y justo, que tanto ama al hombre, así lo castiga ya en este mundo… Yo aborrezco, pues, el pecado, Dios mío, y repetiré ahora y siempre: Húndase todo antes que ofender a Dios con un solo pecado. Primero morir que pecar.


Santa Teresa de Jesús

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