OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

miércoles, 23 de diciembre de 2009

DISCURSO A LOS JÓVENES II - LA AVARICIA (SAN BASILIO)


AFINIDADES Y DIFERENCIAS (CAPÍTULO III)

Si entre estos dos géneros de escritos, letras sagradas y letras profanas, existe mutua afinidad, el conocimiento de ambas puede sernos útil; pero si no la hubiese, el cotejo, al mostrarnos la diferencia, serviría para confirmarnos en lo mejor.

Empero, ¿con qué hemos de comparar estas dos disciplinas para conseguir una imagen adecuadas de ellas?

Hela aquí. Aun cuando lo propio del árbol es cargarse de frutos a su debido tiempo, sin embargo, no obsta que produzca el adorno de las hojas que se agitan en sus ramas; así también, el fruto esencial del alma es la verdad, empero no deja de proporcionarle cierto encanto el adorno de la sabiduría profana como si fuesen hojas, que mientras le procuran protección al fruto lo adornan adecuadamente.

Y así se dice que el gran Moisés, tan renombrado entre todos los hombres por su sabiduría, ejercitó su pensamiento en las ciencias de Egipto, antes de dedicarse a la contemplación del Ser Supremo.

Semejante a él, pero en época posterior, el prudente Daniel (según se narra) estudió en Babilonia las ciencias caldeas antes de aplicarse al estudio de las cosas divinas.

Está, pues, suficientemente señalado cuánta sea para el alma la utilidad de las ciencias profanas. Ahora nos queda por decirnos cuáles de sus partes os pueden ser provechosas.


IMITAR A LAS ABEJAS (CAPÍTULO IV)

Y para comenzar, primeramente nos ocuparemos de los escritos de los poetas, cuyos relatos son tan variados y diferentes. No hay que aplicarse a todos por igual; cuando nos cuentan hazañas o palabras de hombres virtuosos debéis estimarlos e imitarlos haciendo el mayor esfuerzo posible por emularlos. En cambio, si tratan de malvados hay que evitar la imitación de esos ejemplos tapándonos los oídos, como los mismos poetas cuentan que hacía Ulises para no oír el canto de la sirenas. Porque el habituarse a las malas palabras es como encaminarse hacia las malas acciones.

De donde se sigue que es necesario poner el máximo empeño en la defensa de nuestra alma; no sea que el placer de las palabras nos induzca, sin advertencia nuestra, a aceptar principios malos, como quien ingiere veneno con miel.

Por consiguiente, nos cuidaremos de ponderar a los poetas cuando profieran injurias; cuando se burlan o describen escenas de lujuria o de ebriedad; cuando reducen la felicidad a una mesa repleta y al deleite de escuchar canciones lascivas.

Mucho menos aún, prestaremos atención cuando tratan de sus dioses, sobre todo cuando los presentan en tanto número y tan rivales entre sí, pues, el hermano pelea contra el hermano, el padre contra sus hijos, y éstos, a su vez, hacen a sus padres una guerra implacable.

Y en cuanto a los adulterios de los dioses, sus amores y descaradas deshonestidades, particularmente las de Zeus, rey y corifeo de todos, dios supremo (como ellos mismos lo llaman) son cosas que aún contándolas de las bestias nos avergonzarían y que hemos dejárselas a los comediantes.

Otro tanto puedo deciros de los prosistas, sobre todo cuando forjan cuentos para deleite de los lectores.

No imitaremos tampoco el arte de mentir de los retóricos; porque a nosotros no nos conviene mentir ni en los tribunales ni en acción alguna, pues nuestra ley nos prohibe litigar y además porque hemos elegido para camino de nuestra vida la rectitud y la verdad.

En cambio, hemos de preferir todo lo que ellos han dicho en elogio de la virtud o en vituperio del vicio. Porque, así como de las flores las criaturas sacan tan sólo el placer de sus perfumes y de sus colores, mientras que las abejas además sacan la miel; de igual modo, a los que en esta clase de obras no buscan tan sólo encanto y dulzura, puede que su lectura les reserve provecho pera sus almas.

Y en todo hemos de seguir la imagen de las abejas si queremos aprovechar estas obras. Ellas, en efecto, no se posan sobre todas las flores ni intentan librar totalmente a aquellas sobre las cuales de detienen, sino que sacan tan sólo lo que les es útil para su trabajo. De igual manera nosotros, si somos cuerdos, iremos recogiendo lo que nos conviene y está de acuerdo con la verdad de nuestras creencias, pasando por alto lo demás. Del mismo modo, cuando tomamos los flores de un rosal, evitamos las espinas; igualmente en esta clase de obras trataremos de recoger lo que es útil y guardémosnos de lo que es nocivo.

Hace falta, pues, empezar de inmediato a examinar cada uno de estos géneros para adaptarnos a nuestra finalidad; o, como dice el proverbio dórico: "alinear la piedra al cordón".


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