OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

sábado, 5 de diciembre de 2009

EL SENTIDO DIVINO DEL DOLOR HUMANO


Pasa que frecuentemente olvidamos el sentido del dolor. No porque no esté claro en la Escritura, o en los Santos o en tantas realidades con las que nos encontramos. Esto pasa porque el dolor se ve y las razones del dolor no se ven.
No se ven con los ojos de la cara, pero sí se ven con los ojos de la Fe.
¿Claro, y el que no tiene Fe? Bueno, el que no tiene Fe, tiene tres posibilidades. Primero, conservar la sensibilidad hacia el dolor y deprimirse o entristecerse hasta la muerte. Segundo, anestesiar su sensibilidad y vivir alienado (al menos respecto del dolor ajeno) aunque tendrá que vérselas con su propio dolor de todos modos, con lo cual, probablemente termine como el primero. O tercero, pedir la Fe.


Soneto de Francisco Luis Bernárdez que dice más sobre el tema:


Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado.
Si para ahora estar enamorado

fue menester haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado

que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido

que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.



Sermón de San Juan Crisóstomo:


"Únicamente los cristianos saben estimar las cosas en su justo valor. No tienen los mismos criterios para alegrarse ni para entristecerse que los demás hombres. A la vista de un atleta herido, llevando en la cabeza la corona de vencedor, aquel que nunca ha practicado ningún deporte considera sólo la herida que hace sufrir al hombre. No se imagina la felicidad que le procura su recompensa. Así sucede con la gente de la que hablamos. Saben que padecemos pruebas, pero ignoran por qué las soportamos. Sólo ven nuestros sufrimientos. Ven las luchas en las que estamos metidos y los peligros que nos acechan. Pero las recompensas y las coronas les quedan ocultas, al igual que la razón de nuestros combates. Lo afirma San Pablo: “Piensan que no tenemos nada, pero poseemos todo.” (2Cor 6,10)

En cuanto a nosotros, cuando padecemos a causa de Cristo, soportémoslo con valentía, más aún, con gozo. Si ayunamos, saltemos de gozo como si estuviéramos nadando en delicias. Si somos ultrajados, dancemos alegres como si nos colmaran de elogios. Si sufrimos daño, considerémoslo como una ganancia. Si damos limosna a los pobres, démonos cuenta de que somos nosotros los que recibimos... Sobre todo, acuérdate que combates por el Señor Jesucristo. Entonces entrarás de buen grado en la lucha y vivirás siempre lleno de alegría porque nada nos hace tan felices como tener una buena conciencia."

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