OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

sábado, 20 de febrero de 2010

DISCURSO A LOS JÓVENES VII - LA AVARICIA (SAN BASILIO)


EN LA JUVENTUD ATESORAR PARA EL FUTURO (CAPÍTULO X)

No obstante. todas estas enseñanzas las encontramos también y de una manera más perfecta en nuestros sagrados libros. Lo que acabamos de ver, trazado de acuerdo con las enseñanzas de los autores gentiles, es también un esbozo de la virtud. En realidad, quien se empeña en recoger de entre todas las cosas aquellas que le serán provechosas, puede compararse a los grandes ríos que con el agua de muchos y diversos afluentes enriquecen su caudal.

El consejo, pues, de "Poner poco sobre poco", conviene agradecérselo al poeta si lo referimos mayormente al conocimiento de las cosas de la naturaleza y no al acopio de riquezas materiales.

Por esto Bías contestó al hijo que partía para Egipto y le preguntaba qué podría hacerle más agradable el viaje: "Adquirir provisiones para la vejez". Con estas palabras se refería a la virtud, pero circunscribiéndola a los estrechos límites de la vida y a las ventajas presentes de ella se pueden sacar.

En este sentido, yo me reiría de semejante consejo, como de imaginación infantil, aun cuando me hablasen de la vejez de Titones, o de la de Argantonio, o de la de aquel otro de los nuestros, Matusalén, cuya vida fue la más larga pues, se dice que vivió novecientos setenta años; pero hay que poner la vista en un tiempo sin medida, en una duración sin vejez y sin fin, sobre lo cual la mente no puede concebir ninguna palabra para expresarlo, como no es posible tampoco suponer un fin para el alma inmortal.

Y es precisamente para ese entonces que quiero exhortaros a adquirir vuestras provisiones y a remover, como dice el refrán, toda piedra hasta dar con alguna ayuda útil para llegar hasta esa vida. Y aunque es difícil y demanda trabajo, no hemos de retroceder por eso.

Acordémosnos de aquel que indicaba como deber de cada uno, elegir el género de vida más honroso y a esperar que, a fuerza de acostumbrarse, llegara a convertirse en algo fácil y agradable.

Debemos emprender la mejor obra, porque sería vergonzoso perder el tiempo presente, y más tarde tener que lamentar el pasado; cuando lamentarnos sería trabajo inútil y tiempo perdido.

Ahora, os he dado unos consejos que juzgo muy buenos e importantes; lo demás os lo iré indicando con el andar del tiempo de acuerdo con vuestras necesidades. Por vuestra parte, evitad pareceros a los incurables; no dejéis que vuestra alma se enferme como el cuerpo de esos desdichados. Hay tres tipos de enfermos: los que sufren una afección ligera y van en persona a encontrar al médico; los que están en peligro más grave y lo hacen ir a sus casas; pero los que han caído en un ataque absolutamente incurable de bilis negra, ni siquiera pueden abrir la puesta a aquellos de los cuales esperaban cuidados. Atendeos a tiempo y que estos prudentes razonamientos os alejen de todo daño.

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