OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

jueves, 25 de abril de 2013

XXII ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MONSEÑOR ANTONIO DE CASTRO MAYER

Su Excelencia Mons. de Castro Mayer, Obispo Emérito de Campos, Brasil y Fundador de la Unión  Sacerdotal  San Juan María Vianney. Intrépido y valiente defensor de la Santa Tradición Católica
El 25 de abril de 1991, Monseñor Antonio de Castro Mayer fue llamado por Dios Nuestro Señor a su Reino.

Ya el 4 de diciembre de 1990, Monseñor Lefebvre, preocupado por su salud, le escribía:

Me llegan ecos del Brasil respecto a vuestra salud que declina. ¿Estará próximo el llamado de Dios? Solo el pensarlo me llena de un profundo dolor. ¡En qué soledad me voy a encontrar sin mi hermano mayor en el episcopado, sin el combatiente ejemplar por el honor de Jesucristo, sin el amigo fiel y único en el espantoso desierto de la Iglesia conciliar!
Pero por otra parte, resuenan en mis oídos todos los cantos de la liturgia tradicional en el oficio de los confesores pontífices: es la acogida celestial al siervo bueno y fiel, si esa es la voluntad del Señor.

En estas circunstancias, yo estoy más que nunca a vuestra cabecera, cerca suyo, y mis oraciones no cesan de subir hacia Dios a vuestra intención, confiándolo a María y José.

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